sábado, 23 de marzo de 2013

VALENTE, vuelo sin ala




BAJABA COMO UN GRAN ANIMAL no visible el aire
a abrevar lo celeste.

Y nosotros lo contemplábamos maravillados
en las cabañas húmedas del miedo.

La noche recubrió nuestra miseria.

El aire abría
la latitud total de la mañana
y extendía la luz, y la caballería
a vista de las aguas descendía.






PALABRA

                                                 A María Zambrano

Palabra
hecha de nada.

Rama
en el aire vacío.

Ala
sin pájaro.

Vuelo
sin ala.

                            Órbita
de qué centro desnudo
de toda imagen.

Luz,
donde aún no forma
su innumerable rostro lo invisible.






José Ángel Valente, de "Material Memoria" (La Gaya Ciencia, 1979)

Pinturas: Antoni Tàpies 
 


lunes, 4 de marzo de 2013

INGEBORG BACHMANN: tres poemas




 SOLO COSAS SOMBRÍAS

Como Orfeo, toco
en las cuerdas de la vida la muerte,
y ante la belleza de la tierra
y de tus ojos, que administran el cielo,
sólo sé decir cosas sombrías.

No olvides que también tú, de pronto,
aquella mañana, cuando tu lecho
todavía estaba húmedo de rocío y el clavel
dormía junto a tu corazón,
viste el río oscuro
pasar a tu lado.

La cuerda del silencio,
tensada sobre la ola de sangre,
puso manos en tu corazón sonante.
Transformado quedó tu rizo
en la cabellera de sombras de la noche,
los copos negros de las tinieblas
nevaron tu semblante.

Y mi lugar no está a tu lado.
Ahora nos lamentamos los dos.

Pero como Orfeo, sé
junto a las cuerdas de la muerte la vida,
y en mí reverbera el azulado
de tu ojo por siempre cerrado.


 

De "El tiempo postergado" Ediciones Cátedra S. A. 1991
Versión de Arturo Parada



 


TOMA DE TIERRA

Llegué a las dehesas
cuando ya era de noche,
olfateando en los prados la hierba
y el viento antes de levantarse.
Ya no pastaba el amor,
las campanas se habían extinguido
y los haces de hierba endurecido.

En el suelo había un cuerno clavado
por el obstinado animal de guía
hundido en la oscuridad.

Lo saqué de la tierra,
lo alcé al cielo
con todas mis fuerzas.

Para llenar este país
del todo con sonidos
toqué el cuerno,
dispuesto a vivir en el viento venidero
y bajo los tallos ondeantes
de cualquier procedencia.



De "Invocación a la Osa Mayor" Ediciones Hiperión 2001
Versión de Cacilia Dreymüller y Concha García



 



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Pero adónde vamos
no te preocupes no te preocupes
cuando oscurece y cuando viene el frío
no te preocupes
pero
con música
qué debemos hacer
alegre y con música
y pensar
alegre
cara a un final
con música
y adónde llevamos
mejor
nuestras preguntas y el escalofrío de todos los años
a la lavandería de sueños no te preocupes no te preocupes
pero qué ocurre
mejor
cuando sobreviene
un silencio de muerte.


 

De "Invocación a la Osa Mayor" Ediciones Hiperión 2001
Versión de Cacilia Dreymüller y Concha García


Fotos: Brooken Shaden http://brookeshaden.com/gallery/

domingo, 3 de marzo de 2013

ÁLVEO





Me hablabas de una ciencia extraña,

capaz de crear noches en las ubres de la luz,
capaz de rejuvenecer la melena de la luna,
capaz de extraer miel del abandono.

Un cristal mal medido ululaba

sobre nuestra respiración ausente.

Te hablé de los sueños de la carne,

los emblemas de mi infancia,
y la melancolía de mi hábitat.

Íbamos deshojando la niebla

entre especies resurrectas,
desnudos, brillando por los cauces
del más viejo de los ríos.


Leo Cáceres, de "La Suspiradora"
Foto:
http://sara-miriel.tumblr.com/

viernes, 1 de marzo de 2013

EURÍDICE


                                                                           


                                                                              «Palomas azules
                                                                              beben de noche el sudor helado
                                                                              que corre por la frente cristalina de Elis»

                                                                                                                              Georg Trakl


La flama de tu estela en el valle del oro
va dejando tras de sí un perfumado canto,
una ofrenda de níveas vibraciones en la yema del bosque.
El fulgor violáceo del cielo se jaspea de sombras,
la respiración subrepticia de los arroyos se detiene,
las flores se arquean buscando el barniz del viento,
el ocaso canta con su vaga orquesta de misterios
un delineado himno que enloquece a los árboles.
Lo que queda del sol se tambalea en el horizonte.

Desciendes con ojos antiguos por el valle del oro,
vas dejando atrás las constelaciones primitivas,
te adentras en la inmaterialidad, como un poema,
la piel del río se agrieta
las copas de vino se vuelcan,
los huesos del paisaje se quiebran,
los cuervos secuestran la luna,
los translúcidos latidos de la noche guardan silencio.
Te adentras en la irrealidad, como un poema.

La ventana más alta del galpón proyectaba una estrella,
los montículos de fibra de alpaca trazaban un laberinto,
el mutismo del recinto contrastaba con el siseo de la lluvia.
El veneno de la serpiente era nuestra sangre circulando,
las nueve cuerdas de la lira eran tus brazos que me buscaban,
los remos de Caronte eran mi labios que te buscaban,
los pastores y las ninfas eran dos búhos que ululaban
en la inmensidad de un mundo que nunca duerme.

Tus pasos también eran verdes bajo el frío de Pinaya.


Leo Cáceres, de "La Suspiradora"