Eurípides pone en boca de un sacerdote órfico la siguiente significativa confesión:
Señor del confin Tiriano de Europa
hijo de Zeus, quien postras a tus pies
cien ciudadelas de Creta
Te busco desde este lugar oscuro.
Cubierto por la Viga dispuesta y labrada
por el acero de Chalib y la sangre del toro salvaje
juntados por la intachable madera de cipreses
solidificados. En una corriente pura
han transcurrido mis días. Soy el ciervo,
iniciado del Júpiter de Ida
donde mora Zagreus de medianoche. Allí estoy,
he soportados ese grito del trueno.
Cumplí sus fiestas rojas, sangrientas,
sostuve la llama de la montaña de la Gran Madre,
estoy liberado, se me llama un Baco,
son los sacerdotes cubiertos de cotas de mallas quienes me llaman así.
Vestido de blanco puro, me mantuve limpio
del vil nacimiento del hombre, y del barro del ataúd.
Y siempre desterré de mis labios
toda carne muerta que antes fuera de ser viviente.
(Traducción de Gilbert Murray)
El
culto a Dionisio, en su forma original, era salvaje y en muchos
aspectos repulsivo. No fue de esta forma como influyó en los filósofos,
sino en la forma espiritualizada atribuida a Orfeo, que era asceta, y
sustituía la embriaguez física por la mental.
El culto a
Dionisio, en su forma original, era salvaje y en muchos aspectos
repulsivo. No fué en esta forma como influyó en los filósofos sino en
la forma espiritualizada atribuida a Orfeo, que era asceta, y sustituía
la embriaguez física por la embriaguez mental.
Orfeo es
una figura oscura, pero interesante. Algunos creen que era un personaje
real, otros que era un Dios o un héroe. Según la tradición vino de
Tracia, como Dionisio, pero es más probable que viniera de Creta. Es
cierto que muchas de las doctrinas de Orfeo tienen elementos egipcios y
fue por Creta como Egipto influyó en Grecia. Se dice que Orfeo fue un
reformador al que desgarraron las ménades de Dionisio frenéticas,
alcohólicas, instigadas por al ortodoxia dionisiaca.
Como
quiera que fuera la doctrina de Orfeo, si es que existió, la que se
conoce bien es la de los órficos. Creían en la transmigración de las
almas; enseñaban que el alma puede tener en el otro mundo un goce
eterno, o sufrir el tormento eterno o temporal, según la manera de vivir
en la Tierra. Aspiraban a hacerse puros por ceremonias de
purificación, evitando cierto tipo de contaminación. Los más ortodoxos
se abstenían de comer alimento animal excepto en ocasiones rituales.
Los
órficos eran una secta de ascetas; para ellos el vino era solo un
símbolo, como más tarde en el sacramento cristiano. La embriaguez que
buscaron era la del "entusiasmo", unión con el Dios. Así lograrían el
saber místico que por sí solos no lograrían. El orfísmo entró en la
filosofía por medio de Pitágoras, que reformó el orfismo como el orfismo
reformó la religión dionisiaca. Ciertos elementos dionisiacos
sobrevivieron allí donde triunfó el orfismo, como el feminismo o el
respeto a la emoción violenta. La tragedia griega nació de los ritos de
Dionisios. Beloch: "pero el pueblo griego estaba demasiado lleno de
vigor para que fuera aceptada la doctrina órfica, que niega este mundo y
traslada este mundo mucho más allá. (...) Tenía que pasar un milenio
hasta que estas ideas -en una forma teológica muy distinta- triunfasen
en el mundo griego".
Burnet sigue diciendo que existe una
sombrosa analogía entre las creencias órficas y las que predominan en
la India aproximadamente en la misma época, aunque afirma que no pudo
haber contacto alguno.
Algunas tablillas órficas se han
encontrado en las tumbas, dando instrucciones al alma del muerto, cómo
hallar el camino al otro mundo y lo que debía decir para ser digno de
salvación. Están rotas e incompletas; la más conservada (la de Petelia)
dice:
A la izquierda de la casa del Hades encontrarás un manantial;
a su lado está un blanco ciprés.
No te acerques a este pozo-manantial.
Sino hallarás otra fuente junto al Lago de la Memoria.
Aguas frías manan de él, y hay guradianes delante.
Di «Soy hijo de la tierra y del cielo estrellado,
pero mi raza es del cielo (únicamente). Lo sabéis.
Y ¡ay!, sufro sed, y sucumbo. Dadme rápidamente
el agua fría que mana del Lago de la Memoria.»
Y ellos mismos te darán de beber del sagrado manantial,
y después, entre los otros héroes tendrás tu dominio...
En
Eleusis, donde los misterios del mismo nombre formaron la parte más
sagrada del la religión ateniense, se cantaba el siguiente himno:
Alzando tu copa de vino
en tu revelación enloquecedora
al florido valle de Eleusis
llegas tú. ¡Salve a ti, Baco, Pan!
y un canto de las ménades:
¿Volverán alguna vez
la danzas largas, largas?
En la oscuridad hasta que palidezcan las estrellas,
¿sentiré el rocío en mi garganta, y la corriente
del viento en mi cabello? ¿Lucirán nuestros blancos pies
en los oscuros espacios?
¡Oh!, los veloces pies del fauno corren al bosque,
solos, en la hierba y la belleza;
el salto del perseguido, ya no en terror,
más allá de los lazos y de la trampa mortal.
Sin embargo en la lejanía suena una voz,
una voz, y un temor, y el correr de la jauría.
¡Oh!, el salvaje vivir, la fuga silvestre,
adelante por ríos y cañadas.
¿Es alegría o terror, lo que a ti veloz, impulsa la tempestad?
Hacia los campos solitarios queridos, no perturbados por los dos
hombres, donde no suenan voces, y entre el verde sombrío,
viven ignoradas las cosas pequeñas de los bosques.
Bertrand Russell.
Historia de la Filosofía.
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Camille Corot "Las ninfas" |
El tema órfico se pierde en la noche del tiempo. Su religión los ritos legendarios que debieron practicar esta gente... bueno, en realidad no es algo muy alejado del cristianismo aunque con una simbología algo distinta... Lo único que sabemos es que el asunto dispara la imaginación, miles de años más tarde.
ResponderEliminarLo interesante es comprobar es que las raíces esenciales de lo dionisíaco no se han perdido, encontramos camufladas, bajo la serenidad del orfismo los primitivos rituales de la vegetación y la fertilidad, el delirio frenético, la disolución del "yo" en el todo, en el "nosotros", ese "tomar por la fuerza el reino de Dios", incluso hoy se puede pensar que eso tiene una vigencia que se está haciendo más fuerte con el retroceso paulatino de los monoteísmos.
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