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domingo, 28 de abril de 2024

Lotófagos Lacustres






LOTÓFAGOS LACUSTRE

 

Fuera del tiempo hay una flor invisible

Que hombres y mujeres buscamos

Y que nos busca.

Sabemos que no puede tocarse, ni medirse,

Por eso hemos cambiado la forma en que soñamos.

 

Hay quienes la han buscado

En la mitología ensangrentada de la nada

Hay quienes la han buscado

En las salas de parto de un verso circular

Hay quienes la han buscado

En un bosque lleno de lobos y de hierro

Y la siguen buscando en una

Mano que está templando un charango,

En un estanque repleto de ranas pájaro

O en la cirugía nocturna del alcohol.

 

Dicen que esa flor invisible

(Que quiere ser tragada)

Habita en los espejos más álgidos

Y quien se mira la mira.

 

Dicen que se encuentra

En mitad de una batalla

Y que cuando más sangre hay

Más se puede percibir.

Que todos los seres fueron engendrados

Por la voluntad de esa flor

Que es madrina de la luna.

 

Por todo eso

Los lotófagos lacustres

Han resuelto olvidar sus diferencias

Y acentuar sus afinidades

Para poder hallarla y roerla

Ya sin eternidad.

 





En dos ocasiones tuvimos la dicha de reunirnos para degustar la poesía lotófaga en esta ciudad del lago (Setiembre del 2022 y Junio del 2023) y obviamente olvidamos hasta nuestros nombres, nuestra patria y nuestras manos.

Diseño de afiches: Italo Passano

jueves, 21 de abril de 2022

MORISTHIMA




desolados testamentos

que dibuja el sol 

vas drenando el firmamento

fantasma de fe

sin principio ni final

vas pintando un horizonte

con     bigotes      de

fuego  puneño


No me es fácil olvidar la noche

en la que todas las noches

me brindaron

un desgobierno guarecido

gran almohada de fuego

que va copiando sus azules

en el sueño   

de una llave 

que me gruñe

con esos

ojos  

necro

musicales

 

Moristhima 

Moristhima


no te vayas a

Moristhima


dos corazonadas 

son un bosque 

de cuchillos 

blancos 

y tu poder 

de flores 

quiere ser  ya   

vespertino 

en la

oscuridad


quiere ser ya 

esa rama 

que me saca  

otra vez

del río


Moristhima

no te vayas

con mis nichos

   con mis noches

              al descubrir 

                  que yo también

                           soy un Moristhima



Pintura: Jean-Michel Basquiat, "Riding with death" (1988).

sábado, 2 de abril de 2022

ECHAR EL ANCLA EN LA OSCURIDAD





Echar el ancla en la oscuridad
dar un beso rodante
o colgar el almanaque
que me nombraba piedra

Unos cuantos poblados
con el rictus onírico
tienen que enamorar mi montaña

para que el incendio se atosigue
para que mi incendio se atosigue

Y es mi deber
beberme esta montaña
y es mi beber
surcar el Cancharani

para que el incendio se atosigue
para que mi incendio se atosigue


Foto: Tsepin цепа

jueves, 10 de marzo de 2022

fuego ● fatuo

 



                                  la sombra del día es el espejo transeúnte de mi carne lámpara macabra que enluta mi otra orilla ● mi vientre sostiene todos los huesos del agua  no hay un solo instante que se aquiete en lo que me rodea ● sucede que todo se me cae de las cumbres tropiezo en los vestigios de lo que nunca ha acontecido mi ropaje de medianoche termina en el suelo inconexo de la mañana la borrachera musical dormita su eterna hoguera ● vagabundos besuquean sin piedad la piel seca de mi arroyo derramo hasta el silencio de saberme relámpago intoxicado desierto obnubilado en el velorio juguetón de la nada de pronto la piel de un pozo me halla viendo correr la gema de las rosas  echado en un corazón que se sabe sumamente inoportuno mi voz se abre a un falso cielo para engullir mi canción más potente cien mil lenguas de millones de años luz encienden esta nave tripulada por añejas perversiones ● los ojos de la cascadas de sogay se trepan al lomo de un burro de carga saco a relucir el emblema punzocortante de mi sonrisa (Me Entrecruzo) no, no, y no ¿Quién me reconoce? ¿Por qué me miran con esos ojos

 

 

  

 

                inmune levito viendo pasar el desfile anímico son aves inalcanzables a merced del hambre suicida  son patios esotéricos empedrados de muerte amena son astros tan raquíticos de ojos que acompañan la vejez de las flores olimpo nocturno de manos que se beben el amuleto sangriento del fuego y en ese levitar me detengo por primera vez a zarandear las viejas pilchas  las kantutas crujientes de la casa puneña  vomito toda la aversión de mis desmayos me masturbo con tanto dolor niño con tanta sequedad de ombligo  apago la vela en esta cama repleta de sueños ovillados  y no es que levite es que estoy borracho en la sonrisa enterrada de un graznido viendo el susurro de cada una de estas personas indistintamente relacionadas con mi futuro de asesino serial ● y naturalmente me reconocen y me acicalan para un baile oxidado tres campanadas de miel para que me quede quieto y no le haga daño al remanso inoportuno que ha florecido de repente  el mismo que ha traído mi penumbra al lugar donde brota el torrente invisible que iza las banderas de esta genealogía orate

 

 

 

  

                             solo caminando uno puede oír el himen de las distancias a punto de ser desvirgado solo en la calle uno puede trizarse en mitad de la escalera endeble del alcoholismo diurno sacudo la bruma infante del rostro levanto la mirada y compruebo el armamento maldito de las sombras de tanto caminar por las calles de arequipa tengo los dedos negros y la respiración del ahorcado caí de pie en la alcantarilla de mis huesos sin escuchar la combustión atenta del mundo trajiné el estallido del alba contemplando la prohibición de enterrar mi cadáver ● escuché la química de las dos de la mañana en una radio insintonizable (Cementerio de la Apacheta) busco desde siempre rechinando los dientes un silencio fiero que adormezca el griterío que llevo en los pulmones me quedé dormido entre mulas que comían la imagen de la luna a las aguas de un río muerto despierto y descubro que no tengo nada encima mucho menos los documentos que comprueben mi identidad soy la lozanía el que juega con la peste soy el año dos mil catorce soy un híbrido de presencias profanadas soy la autoestima de la locura una medallón de viento un aullido esquilmado y con mis latidos han hecho un revólver para el duelo vespertino de dos mundos irrecuperables (Lenguaje de Sombras

 

 

 

 

                                si tengo sed por qué no he de abrirme las venas en flor y beber de mi sangre como si se tratase del vaivén del primer río si tengo hambre por qué no he de comerme mi propia carne como si se tratase de un pan en el ombligo del desierto gateando por la oscuridad suprema me rompí las piernas y dejé que un amigo descubriera la salida nunca sabré si lo hizo o si también se transfiguró en oscuro vuelo un labradío de tumbas se abastece con lluvias de otros siglos cuando la salamandra era cántico de ojos elípticos (Huajsapata) cuando el cerebro era un ave carroñera sobrevolando un mundo de aromas enterrados  arrastro conmigo la condena de saberme embrión del amanecer horizonte de mi cuerpo astrolabio de mi dolor irrigación de nubes muertas planeta de plumas horrendas salgo volando como el agua de los filósofos como un grito dormido que ha sucumbido al autocanibalismo para decantarse

 

 


                                                        me pesa la armonizarma sombras de árboles borrachos me descifran los gestos umbilicales del colapso ahora es la muñeca izquierda la que me reclama atención de amante la que salta sobre el piano hermoso de mi vida ● desvistiendo los ruidos de un viejo laberinto surge enfundada en un vestido agreste tarareando un orgasmo con los dientes enloquecedores del crepúsculo y aquel golpe le arrebata la coloración eterna con la premura de sus manos ciegas y la deja en el suelo con el báculo romántico de sus ojos curativos desando la partitura de mi satori puneño la piel cobarde de esa muerte le prende fuego a mi cabellera cancharani y el amanecer es una costra extraña en mi frente antes era el pulgar derecho ahora es la muñeca izquierda la que identifica el calor de lo inerte la que mide el pulso gangrenado del equilibrio a mí que ando cayéndome cada vez que veo pasar la piel fresca del silencio cada vez que un astro se vuelve loco en su floresta cada vez que un gato entierra su delirio en la noche de un recién nacido ● cada vez que me fotografío póstumamente con la boca este eco asiste a la proyección de todas las órbitas absurdas de mi corazón boquiabierto por todo lo que veo cierro los ojos para estar aquí








Estos poemas (con algunas correcciones) fueron publicados en la muestra de poesía: «Diez poetas de un solo caño», editada en Puno en el 2014 por Cuervo Editores.


domingo, 5 de diciembre de 2021

Tanilo Huatta: «LO'KENA»



No amanece y ya compruebo
la tersura inapagable
de mis challwas

Cocino mi vida
y como bien
invito a mis vecinos
y como mejor

Me abrazo al árbol más viajero
y su rama más alta se me acerca:

—¿Qué vas a hacer en esa balsa?

Le respondo que mi juego
consiste en acariciar cada nube
como si fuese un gato muy querido

El lago teje mis pies con sus espinas:

Lo'kena
fundo mi lo’kena
su madera es primera sombra
su diestra locura cocina las aguas
me adelanto en su fuego maternal

Lo'kena
fundo mi lo'kena 
jadeo mis cosechas 
abro surcos en la niebla 
me adelanto en su fuego paternal

La amistad del oleaje
me trae palabras viajeras 

palabras que clavan 
sus raíces 
en esta mañana
que envuelvo como regalo

navegan en mis labios 
y les digo que anoche 
mis ojos mal vestidos
fueron a dar al chullo 
que el fuego está tejiendo para mí 

y recuerdo haber pensado:

El fuego tiene la cara de un niño 

Bandada de lagos
         enjambre de cielos
                 incendios anochecidos

Soy un mantel también
soy la mesa que ya está puesta
para el deleite carnívoro
de estas pobres nubes inocentes

Y no me digan que el amor 
aquí sale tarde a comer
porque yo lo pesco a veces
lo amenazo con la olla
y dejo que vuele 

Tengo la misma sed que el sol
con ella no envejece mi sangre

y cuando me llega de lejos la voz
canto 
me calzo el grito más bajo
y no sé por qué salgo a flote

Hay un deseo enorme en mis garras
y sé que ahora la noche
viene a dormir en mi lengua
 
me pongo a nadar
solo en la espalda 
de esa vieja noche

—Vamos, el muelle eres tú —me digo con amor

Se pone a remar la mañana

Mi pecho no cesa
mi balsa es un oráculo:

Sonámbulo de lago 
         sonámbulo de piedras
                         sonámbulo de semillas 
               
Ahora sé muy bien 
que el sol dejó su narración a medias
por eso socorro los minutos lentos

Camino a gusto por mi balsa
mientras bebo la muña de los siglos
su sabor atrae a toda clase de nubes

Siento chapalear un nido de ellas

Cojo una y la abrazo y le hago cariños
le digo muy ciegamente:

Compra mis heridas
aquí las traje en vilo
son muñecas de agua
muñecas blancas
en mis muñecas de fuego

Y ella me dice
con voz de challwa:

Ahora lo sabes
sikuri de sienes pardas
el círculo está limpio

los ojos de las nubes 
hoy me llegan llovidos
leo en ellos
vacío su tristeza onírica

veo como 
matan un carnero 

ellas
se quejan conmigo
raspo su pátina de óxido  
peino sus cabellos
y dejo que vuelen sin ley
en la risa de la noche

Entonces
la boca del lago 
me sonríe con sus 
dientes de leche

Despierto
y veo como llegan
los ríos con sus ataditos

no quieren despedirse
tan rápidamente

La nube que duerme 
a mi costado 
no deja de canturrear:

La música es la rama más alta
La música es la rama más alta


Este poema fue leído en la III edición del Festival de Poesía Joven «Jauría de Palabras», desarrollado en Santa Cruz de la Sierra y Roboré (Bolivia) en octubre de este año.

lunes, 6 de septiembre de 2021

«METAFÍSICA DE LOS AROMAS OSCUROS» [Documental]


CAMINOS ANCESTRALES


Su paz no ha sido descartada
Ha gobernado la palabra
En la paleta tiene nuevos rostros
Anquilosados párpados
Espinas en el bajo cielo

                                       Cáaaalido

Hay unas mariposas
¿No serán las tuyas?
A lo lejos un chacal
El humo
El desgraciado humo que transforma todos los colores
En rocas de ningún color
Para ellas este canto
Que comienza con la muerte vespertina del chiwanco

No me quiero engañar
Son guitarras
Tristes transeúntes empachados
Ni fuga ni desierto
Cancerígenas cárceles
Atolondrados párpados

En esta senda
Tantas noches han pasado
Llevando a sus bebés en brazos
Y las rocas se preguntan a sí mismas
¿Quién nos mama?
¿Quién bebe de estas ubres caóticas?

Y allá la negra risotada saca la lengua
Muestra el espanto de su pecho
                                                           
              Va mucho más allá
                            Sin moverse del camino

No ha empezado la primavera
Porque no han pagado el recibo de otoño.






En esta ciudad obscenamente saltimbanqui y que está gratamente infestada de poesía, a mediados del año 2019, dos jóvenes estudiantes de cine (extremadamente apuestas) me pidieron acercarse a mi vida para hacerse eco de mi poética y a través de mi día a día (por un espacio de varios meses) registrarlo todo cámara en mano. Es así como fuimos armando, paulatinamente, este artefacto que revela las capas más álgidas (y las más frágiles) de un personaje que viaja a destiempo por el esqueleto ya roído y desmadejado de una estrofa inabarcable que conecta con lo que está más vivo en él. 


«La locura trae consigo una soledad tan abundante 
que terminas danzando con todo lo que es el tiempo,
trae consigo espejos antiguos cargados de sombras... 
temo reconocerlas, temo ser una sombra danzante».


PRODUCCIÓN:

Sussan Y. Ccorimanya Tinta
Marjorie Angela Tapia Nina

GUIÓN Y DIRECCIÓN:

Sussan Y. Ccorimanya Tinta

SONIDO:

Marjorie Angela Tapia Nina

MONTAJE Y EDICIÓN:

Sussan Y. Ccorimanya Tinta
Marjorie Angela Tapia Nina

PUNO - 2019

miércoles, 4 de agosto de 2021

YO SOY LA LUNA QUE CANTA




Pídanme que baile 

en el hambre del tiempo

que es un afluente de mis ojos y de mis manos

porque yo soy la luna que canta

yo soy la luna metida en la tierra

y mi destino es el alimento que puebla todas las bocas

yo soy la luna escarbada y puedo crecer en cualquier suelo

y tengo tantos nombres como habitantes tiene el orbe

yo soy la luna que muerden los cinco continentes

mi rostro somete la hambruna y decapita las guerras

porque mi luna es la papa 

almacenada en los tambos de mi orilla Tiwanaku.


Pídanme que baile

como bailan mis raíces en la tierra.



Poema leído en el evento central de la Semana Cultural - Ancestral Andina «TUKUY RAIMY», acaecido el 24 de Junio en el Teatro Municipal de Puno.

Foto: Polina Tankelivitch

martes, 30 de marzo de 2021

Yachaq Illa: «ALAS DE KANTUTA»


 

                                                                        GERANIO

Estás en todas partes
Incluso en la sonrisa de los presentes

En tus ojos nace el marianito
Y hacia ellos vuelve el alkamari

Mis párpados enamorados
Agradecen la manera de ser de tus faldas 

Eres tú la que me va a servir
Un vasito de fuego en las alturas


RETAMA

Cuánto quieren opacar y silenciar
El big bang de tus ojos

Si yo escucho como todos los colores 
Van rodeando tu locura

A media noche 
Cultivamos juntos el arcoíris


DIENTE DE LEÓN

Tú, que sostienes el cuello del oxígeno
Haces que todas las palabras sean tuyas
Y te abanicas en la primera gota de lluvia
Que es la misma que bebe de ti

Los poemas que han salido
A poblar el mundo
Han germinado en tu boca
Pero solo algunos van a incendiarse
En la oscuridad


RUDA

Llegas a la ceremonia de sonrisas
Y te sientas muy cerquita del fuego
Eres un naufragio que flamea alto

Somos buceadores de la suerte y el hechizo
Los eternos cantores del rebaño


ISPALLA

Tus lágrimas van a parar a los ríos
Llegas con los dedos granizos

Paso a paso recogemos nuestras chakanas
En esta vapuleada y enfermiza tarde

Ven, vamos a darle de comer a todo el mundo
Tu raíz será el ombligo 


KANTUTA

Eterno y para ti es este
Baile de nubes felinas
Ellas absorben la fragancia de tu vuelo

Sangra la nieve
Y si tú me miras no caerá
El rayo que dulcemente
Nos separa una vez más

Kantuta, engendra
Lo que produce el viento

Eres la única flor a la que la lluvia
Toca con sus propias manos

//

¿Quieres ir a acariciar a los pumas
En la laguna que los vio nacer?

En esta noche de luna
Con las manos de Yachaq Illa
Lo puedes hacer


Foto: Obra teatral «Alas de Kantuta» presentada en diciembre de 2019 en el Teatro Municipal de Puno por el Centro de Investigación Cultural - Teatro «Yachaq Illa».

domingo, 24 de mayo de 2020

QOTAPANAYCUNA





Es tan violento lo que cae
en mi equilibrio de mañana

mi equilebrio

y me doy cuenta que soy yo
quien aguarda
la caída irreversible
de mi sangre vacía

              no se ha formado el ala y ya está en el aire

humareda de colores
que se besan ante el risco
y en el risco están
mis ojos
mi sahumerio
mi lupa de estallidos

            no se ha formado el remo y ya está en el agua

la corriente va tejiendo
finos pájaros herreros
y en el risco ya están 
mis ojos 
mi sahumerio
mi lupa de estallidos

     no se ha formado el día y ya está en la noche

otra mano 
en 
otra mano 
me sostiene

arriba están pintando mis waras

martes, 5 de mayo de 2020

SPLEEN


                                               

«Pero un cadáver es un resto 
de demasiados despertares»
                                                                                                                                                                    
 Cesare Pavese
  
a Gian Carlo Ríos Ramos

                                                                                                                               
El humo de tu corazón aún perfila un jardín
de flores deshojadas en mitad de la nada
—ese es tu goteo infinito!

Declinan los verbos en su afán de avivar
las cruciales brasas de lo incierto,
la noche se pierde en ese barro espiral
que recoge, sollozante, las súplicas
desde aquella cuna: el sepulcro.

El sol, ese inmenso cirio,
vende cántaros en las puertas,
la frente de la luz lidera el cortejo
hacia el barco de pico dorado,
donde la luna desmaya los cuerpos
en su mortaja de avejentado sur.

Un maremágnum de huesos
ondula algo que ya se nos ha ido
por los resquicios de las manos,
algo que ha logrado escapar
de la muralla sensorial.

Hoy las lágrimas son la lengua natal
de lo interrumpido, una elipsis mojada
que acompaña las lanzas inflamadas
hacia los coágulos que te enmascaran.

La cortesía de la lluvia nos maldice,
nos trae la sombra del único árbol 
y también pinceladas, 
luz terrígena.

El humo de tu corazón aún perfila un jardín
de flores deshojadas en mitad de la nada
—ese es tu goteo infinito!


Pintura: «Self - portrait» de Francis Bacon (1969).