domingo, 5 de diciembre de 2021

Tanilo Huatta: «LO'KENA»



No amanece y ya compruebo
la tersura inapagable
de mis challwas

Cocino mi vida
y como bien
invito a mis vecinos
y como mejor

Me abrazo al árbol más viajero
y su rama más alta se me acerca sonriendo:

—¿Qué vas a hacer en esa balsa?

Le respondo que mi juego
consiste en acariciar cada nube
como si fuese un gato muy querido

El lago teje mis pies con sus espinas:

Lo'kena
fundo mi lo’kena
su madera es primera sombra
su diestra locura cocina las aguas
me adelanto en su fuego maternal

Lo'kena
fundo mi lo'kena 
jadeo mis cosechas 
abro surcos en la niebla 
me adelanto en su fuego paternal

La amistad del oleaje
me trae palabras viajeras 

palabras que clavan 
sus raíces 
en esta mañana
que envuelvo como regalo

navegan en mis labios 
y les digo que anoche 
mis ojos mal vestidos
fueron a dar al chullo 
que el fuego está tejiendo para mí 

y recuerdo haber pensado:

El fuego tiene la cara de un niño

Bandada de lagos
         enjambre de cielos
                 incendios anochecidos de las cumbres

Soy un mantel también
soy la mesa que ya está puesta
para el deleite carnívoro
de estas pobres nubes inocentes

Y no me digan que el amor 
aquí sale tarde a comer
porque yo lo pesco a veces
lo amenazo con la olla
y en ocasiones dejo que vuele 

Tengo la misma sed que el sol
con ella no envejece mi sangre

y cuando me llega de lejos la voz
canto 
me calzo el grito más bajo
y no sé por qué salgo a flote

Hay un deseo enorme en mis garras
y sé que ahora la noche
viene a dormir en mi lengua
 
me pongo a nadar
solo en la espalda 
de esa vieja noche

—Vamos, el muelle eres tú —me digo con amor

Se pone a remar la mañana

Mi pecho no cesa
mi balsa es un oráculo:

Sonámbulo de lago 
         sonámbulo de piedras
                         sonámbulo de semillas azules
               
Ahora sé muy bien 
que el sol dejó su narración a medias
por eso socorro los minutos lentos

Camino a gusto por mi balsa
mientras bebo el mate de los siglos
su sabor atrae a toda clase de nubes

Siento chapalear un nido de ellas

Cojo una y la abrazo y le hago cariños
le digo muy ciegamente:

Compra mis heridas
aquí las traje en vilo
son muñecas de agua
muñecas blancas
en mis muñecas de fuego

Y ella me dice
con voz de challwa:

Ahora lo sabes
sikuri de sienes pardas
el círculo está limpio

los ojos de las nubes 
hoy me llegan llovidos
leo en ellos
vacío su tristeza onírica

veo como 
matan un carnero 

ellas
se quejan conmigo
raspo su pátina de óxido  
peino sus cabellos
y dejo que vuelen sin ley
en la risa de la noche

Entonces
la boca del lago 
me sonríe con sus 
dientes de leche

Despierto
y veo como llegan
los ríos con sus ataditos

no quieren despedirse
tan rápidamente
de la tierra

La nube que duerme 
a mi lado 
no deja de canturrear:

La música es la rama más alta
La música es la rama más alta


Este poema fue leído en la III edición del Festival de Poesía Joven «Jauría de Palabras», desarrollado en Santa Cruz de la Sierra y Roboré (Bolivia) en octubre de este año.

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