domingo, 16 de octubre de 2022

MOISÉS JIMÉNEZ: «Papeles del dodo»




DEL AMARANTO el sufrimiento brota
de la frase la claridad diluida
el pliego cierra la hierba extraordinaria
y queda el cobre intolerable inundando los cuartos
escondiendo en su semblanza un plañido que pasa
como la noche pasa sin pasar lo que me agobia
la aquiescencia de la hiedra taladra mi cerebro
la interminable sangre entra en la oreja y elocuencia llama
cadencia del aire con las venas
millares de macacos raspean en el pecho
su chirrido insufla en las costillas la piel que se pervierte
lo inorgánico se pudre no se transforma
es el vicio inyectado por el tedio que las columnas sustentan 
me quiero matar pero es tan rico podrirse así
a ella a quien debemos el deleite
debemos también la muerte
piadosa dealer de los suicidas
tuyos son estos libros y mis frazadas y mis palabras
tuyas son estas patas con la que salto



ES QUE NADA está llamando sin el rostro de la muerte
alza esa piedra la arroja
arroja esa piedra la alza
la letra llama a la letra
y el hombre recoge la nada no en forma de piedra
y el hombre arroja la nada en forma de piedra y la recoge
y el hombre ha visto a su amada y le ha apretado las piernas
y le ha chupado la concha poseído por la pereza 
la letra llama a la letra y los poetas se han cansado
de cantar una centuria que no existe
porque solo este trajín existe en que se vive y se sigue
alzando las piedras de la vergüenza de arrojarlas
y otra vez alzarlas 
porque solo este trajín nos da el peso de una piedra
o de un amor hasta la obstinación del mantenido
porque solo este trajín nos quita la piedra y nos muestra
la desesperada carga de nuestros cuerpos



QUE ALGO SUCEDA no quiere decir que suceda
para quien consume sus noches en la falange del vicio
para quien despierta a mediodía y mira
si figura pendiendo ante sus colchas 
para quien devana las tardes buscando el rostro
que devuelva una mirada 
para quien no trabaja y ha hecho de su tiempo un infierno 
de su cuerpo una ruleta donde el cero es la única carnada
para quien no puede acabar un libro ni empezar una película
para aquel asqueado del trago y olvidado por la belleza
para él que mira sin mirar que oye sin oír que escribe sin escribir
para él solo lo que no sucede
sucede



TAL VEZ SI GRITO más fuerte pueda escucharme la vecina de enfrente
llamar a un cerrajero a la policía y que traten todos de saber qué pasa
sabrán entonces que alguien se muere y por lo tanto no hay
de qué preocuparse     mi grito será entonces un número en el féretro
cuidadosamente anotado por si las moscas
mi casa un espejo que no puedo soportar    las paredes me pisan
el pie y cada mueble es tiempo escayolado en la función que muerde
el cielo aumenta la joroba y la medida de la alfombra es proporcional
al afán 
de la libertad de mis pies    lame el sol en las mañanas y la armonía
es quien 
se queda con mi impulso promiscuo     porque es terrible el 
pavimento
con que las cosas dibujan tu grito y las ideas de interrogación 
porque es factible vivir de siempre y hasta hay placer en lo putrefacto
de una proposición elemental no se puede inferir ninguna otra
una cáscara de huevo se rompe por dentro
el amor eterno se rompe por afuera y el mausoleo sobrevive al
cementerio
la firmeza del eco guarda el momento en que reímos 
la vergüenza mutua de unos cuerpos que aún se necesitan 
los guarda eternamente en el grito del mundo a quien torturan



ES INÚTIL leer la soledad
regresa la botella al mar, regrésala
su mensaje salpicado de tormentas
guiado por el odio del océano y el amor del tiempo
regresa la botella al mar, regrésala
querer vivir es aferrar la arena que te absorbe 
la estrella que te mira en su absoluta muerte
el grito del mensaje que de quien ha sido 
un pobre diablo un niño triste un cerdo
una vida aguardando un alma un amigo
es inútil leer la soledad, su odio, su amargura
escribe o grita en las bahías que no importa si alguien te escucha
acusa solamente al mar su crueldad de distancia asimilada
pues quien te escucha es otro niño arruinado
otros espectro de la playa tirando los dados
cubriéndose de trapos para tocar las nubes
siguiendo a la deriva el calor que muerde y la espuma que turba
tira la botella al mar
advierte que sus sueños serán exterminados
su testimonio y su pequeño mundo



Estos cinco textos fueron recopilados del poemario Papeles del dodo (Epilepsias), elaborado por Perro Calato Editores, casa editorial tacneña con ardua labor a sus espaldas, sobre todo en la difusión de la poesía en la Macro Sur del Perú. El libro fue presentado en varias ciudades con una excelente crítica de parte de los comentaristas; uno de ellos, Alexánder Hilasaca, rescató que el poemario parece haber sido escrito a manera de una cascada, sin desfallecer, conjugando perfectamente el ritmo y la imagen.



MOISÉS JIMÉNEZ CARVAJAL
(Arequipa 1994)

Autodidacta. Ha publicado los poemarios: Opalia (2019), Kazimir (2019), Réquiem (2019) y Papeles del dodo (Epilepsias) (2022).




Foto 1: Revac film's & photography
Foto 2: De Izq a Der: Leo Cáceres, Lemy Marzolini y Moisés Jiménez. Detrás, la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno, lugar donde se presentó el poemario Papeles del Dodo, el viernes 23 de setiembre de este año a las 19:00 horas. La foto fue tomada por Wilmer Skepsis, editor del libro.

sábado, 8 de octubre de 2022

Roddy Arhuiri: «DREMARÍA»




VII

No fue suficiente
dejar rastros de embriaguez
                  en el paladar de una lombriz
a media hora
de la introducción del tiempo.
La falta de pulmones en el aire
hace que el cielo encaje
en un ataúd en forma de espumadera,
en la piel elástica de un pez
que clama saltar como un conejo de campo
al ras del sonido que aprieta el día.
De un desfiladero 
crece la arquitectura de una madre
como un río que debate entre lo desconocido,
entre lo irritable / entre el paisaje desdentado
y entre lo sólido desde lo tácito.
Un poco de caos facsimilar
encuentra una cucaracha al volver a casa 
y una araña encuentra en el sur el norte
y confunde Europa con América.
[En la poesía el silencio se multiplica como olvidos que lapidan el abandono].

En la poesía las sombras sonríen como girasoles. 



VIII

Tengo cerbatanas / habitaciones en habitaciones / carreteras en una palabra / una cama que es una puerta al mar / niños que huyen a los bosques. Hay frío que duerme debajo del colchón / hay alguien que sale a la calle por debajo de la mesa / hay alguien que fuma detrás de la pared enladrillada / hay mujeres que entran y nunca salen / y nunca vuelven.

En mi habitación hay un Dios que es mitad sed, mitad poesía / hay un niño hambriento que convierte su cama en un rosal todas las mañanas / hay una mariposa que descompone el silencio y posa en mi sombra / hay números que vuelan hacia una taza de café / hay mares con una profundidad de un centímetro / hay el nerviosismo del aire que huye por los oídos y un rostro irreconocible que nace cada día para morir. 

Hay algo de ausencia en mi ventana que se enamora de mis fracasos clandestinos. 



XXXV

Volveré a pintar los vacíos que hay en tus huesos,
volveré a cruzar los ríos 
                     que cursan por debajo de tus dientes,
volveré a respirar el aire
                       que sale de tus párpados.

Todas las cosas tienen nombre; 
                                  menos la comida que necesita del hambre.

El espejo lo repite todo 
y no puedo 
             minimizar
             el camino
             que juega
con los pasadores de mis zapatos.



LII

Dijo que no tenía hambre, ni sueños que fermentar. Dijo que su nombre reunía sustantivos bajo el cielo de un río. Dijo que no volvería a palpar la sombra de las cinco de la mañana. Dijo que bebería el agua antes de escarbar la sed de los gusanos. Dijo que caminaría ignorando las calles cuando vaya al trabajo. Dijo que se encontraría algo de historia en su sangre escarlata. Dijo que encontraría su nombre carcomido por el río. Dijo que el amor sería inevitable. Dijo que la ciudad se sumergió en la sombra de sus avenidas. Dijo que las calles se alinearon en orden alfabético. Dijo que la poesía es un espacio para los que entienden la realidad tras el espejo. Dijo que el amor sería inevitable. Dijo que las cosas cambiarían de nombre cada veinticuatro horas. Dijo que el nombre de mi madre sería la suma del infinito más uno. Dijo que mi país equivale a la suma de las edades de sus habitantes. Dijo que al mediodía se sentaría en el último verso de la poesía. 



LVIII

Escribir poesía es como morder una manzana. Eso que conocemos como silencio es el área que reserva la otra realidad. Tenía solamente catorce letras para decir adiós / pero no para beber una cerveza. Las excusas son mi columna vertebral para escribir lo que no se percibe. Me gustan los nombres que dejan de enloquecer a las mariposas. Me gusta el frío que sale de la médula ósea. Me gusta eso que llaman río a la hora del sorteo de los nombres. Me gustan todas las cosas que fluyen como el río.

Espero que las moscas dejan de traducir mi hambre de mediodía. Alardeaba a las palabras que estaban en fase embrionaria. El día era el origen de mis problemas y la causa de seguir hambriento como las plagas vegetales. Frente al orgasmo de las moscas construí la duda del amor. Mencioné el verbo de mi nombre en primera persona y sigo en la rutina de morder lunas que salen de mi bolsillo.


Estos poemas fueron extraídos del fabuloso Dremaría, libro de versos del autor puneño Roddy Arhuiri. Fue editado por Albea en la ciudad de los vientos en agosto del 2022. Fue presentado, con gran éxito, en Puno el viernes 16 setiembre en el Auditorio de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNA - Puno y los comentarios estuvieron a cargo de Alexánder Hilasaca y Harold Cuadros.




RODDY ARHUIRI QUILLA

Nació el 25 de febrero de 1995. Estudió Lengua y Literatura y es licenciado en Educación por la UNA - Puno. Es coautor de Mi primera vez (2017), siendo una de sus primeras incursiones literarias. En el 2019 publicó Recreo del tiempo. En el 2020 publicó Los cielos de acrílico: donde hay un anuncio de comida para gatos, bajo el sello editorial Hijos de la lluvia. Participó en eventos culturales regionales y nacionales durante los últimos años. En la actualidad residen en la ciudad de Juliaca y dirige algunos proyectos editoriales. 


Pintura: Gaspar de Crayer: "Caritas Romana" (1620).
Foto: FB Roddy Arhuiri