lunes, 28 de agosto de 2023

Pilar Vilcapaza: «MAMA HAMPI»





En la casa de Mama Hampi

Mama Hampi,
dentro de su casita de ch'illiwa
adormecida por el tayta inti;
hierve vino caliente sudado por la chacra,
en el fogón donde arden las lágrimas 
de una madre desesperada,
que piensa que su wawa se muere,

mientras en su cantarito de liqichu dormido,
va mezclando y quemando 
la santísima tierra muerta de cementerio,
con los pelos asustados y uñas desesperadas 
de la madre del niño que muere de llanto,

vierte sus elementos cosmogónicos 
cantando las oraciones secretas 
ordenadas en las infusiones,
que se hechizan en los elementos
para no perderlo al recién nacido.

En la istalla
encima de una mesa
de madera vieja
donde se hace
el pan en las mañanas,
los taytas cantan.

Hoja de coca:

—Raphillaypi qhaway
En mis hojas mira

—¡Mamitay ama llakikuychu!
¡Madre no te preocupes!

—Wawayki allillanmi puripunqa
Tu hijo muy bien se irá

—Hampita tariy
Encuentra el remedio

—Ratulla, ratulla, ratulla
Rápido, rápido, rápido

—Tiempolla atipasunki
Te ganará el tiempo

—¡Wawitataq chiqapta wañurqunman...!
¡Qué tal el niñito se muere de verdad...!
________________________________

Ch'illiwa: Paja
Tayta: Padre
Inti: Sol
Liqichu: Ave andina que habita en las zonas altas
Istalla: Pañoleta tejida de hilos de colores, que sirve para usos ceremoniales



Tiqsi Pachakuti / Origen y final

Mama Hampi es la hija de Chuqichampi /
Señor de la tierra profunda que nace en el horizonte de Orión.
Ella es mi madre que canta pétalos de ruda
en mi oído cuando vuelvo a nacer 
en la lágrima de un pez.

Es la culebra, la hija de la serpiente / la descendiente de Amaru
hija de los Willkas de siete cabezas / ella es Machu wayra,
dibuja canarios de amor en las carreteras de Kuntur
mientras besa el nacimiento de la luna en el sol.

Ella es la hija que toca las ch'illiwas /
en duuu y fiuuu en los altos infiernos
y los altos cielos de los gentiles /
Hija a la que ek sol baña en su reflejo
y delinea culebras en mi rostro
para encender al fuego del fin del mundo.

En la oscuridad nace el amor para las piedras.
Soy el canario que bebe calor del fin del mundo.
Soy Willka, hija del fin de los universos.
Yo soy su alteza en el trono de Chuqichampi
y el universo de Orión.
________________________________

Chuqichampi: Paja
Amaru: Padre
Kuntur: Sol


Estos poemas fueron extraídos del poemario Mama Hampi, de la escritora azangarina Pilar Vilcapaza y que fue editado por el grupo Hijos de la lluvia en diciembre del 2022. 






PILAR VILCAPAZA
(Azángaro, 1990)

Comunicadora social, gestora cultural, periodista en temas de cultura y política. Publicó los libros de poesía: Génesis Mujer (2013); Pájaros Huérfanos, Diario de una Eromaniaca (2015); Cuervo Azul - Pájaros Huérfanos (2018).

Aparece en el especial de poesía Versos al aire libre, Cataluña, España (2015); revista virtual latinoamericana de Artes Literarias Zien Mil Mitos (2016). Antologada en la revista hispanoamericana de poesía De sur a sur en verbo y verso, poesía erótica escrita por 38 mujeres de España y Latinoamérica (2018). Participó en el Di Festival Edizione Internazionale Luino (Tramontana Diversi), Italia (2019).

Participó en los festivales literarios: Enero en la palabra, Cusco (2018 y 2020). I y II encuentro internacional de escritoras de Arequipa (2020). Participó en el Festival Internacional de Poesía Perú: Perú en sus poetas jóvenes (2020). 


Foto (1): Istalla (Google Imágenes)
Foto (2): Pilar Vilcapaza (Foto extraída de Facebook)

sábado, 26 de agosto de 2023

REI BERROA: «Son palomas pensajeras»





OICONOLOGÍA

«Es más fácil renunciar al pan que a las palabras».

Emile Ciorán, La tentación de existir


Tratar de hablar siempre menos.
Quere decir más cada vez.

Colocar los trofeos en el fuego
y asegurarse de que nadie los rescate 
para ponerlos de nuevo en la vitrina
con su nula e impertinente vaciedad.

Guardar menos objetos, menos sombras,
pero alumbrar el día todo el día
y limpiar la oreja un poco más.

Deja ya de rezar en alta voz 
en nombre del Altísimo
y ordenar lápices, papeles, obsesiones en el nido,
de forma que reflejen su interior cacofonía
con el hoy, su aquí, nuestro mañana por hacer.

Ingerir cada vez menos,
digerir cada vez más. 

No poner tanto énfasis en los ayeres, lo vivido 
y subrayar lo que se pueda resolver
hablando del enigma del minuto
en este constante matar o morir
con que agredimos a las horas cada ahora.

Dormir cada vez menos,
soñar cada día más.

Buscar cuanta se pueda soledad
y, al entrar la noche, apagar
las luces del balcón para poder 
alcanzar el astro inagotable con el ojo.

El vino envejece en la bodega 
para hacerse de crianza o de reserva,
que el vino mal envejecido es vino agrio
que incomoda y nos golpea el paladar.

Ni levantado ni caído,
a ningún ángel rendirle culto, pero ser
indivisiblemente hombre en esta
misteriosa y angustiada humanidad. 

Ignorar la razón de los achaques de la vida
y vivir sin pensar para nada
en el alivio futurizo de la muerte.

Tratar de hablar cada vez menos,
esperar pacientemente mi turno
para poder decir, quizás cada día un poco más 



LA VERDAD A TODAS HORAS

Como es legítimo pensar

que unas primaveras son más ciertas que otras primaveras,
que llena la vida los pasillos de la casa
en los pies diminutos de los niños
y en sus ojos sin cansancio,
que produce más muerte un soldado
que un olivo, una canción o este poeta,
que una hoja de metal o de papel
puede cortar el tiempo y no ser nada,
que la hierba de este patio en que los sueños se agigantan
sube irremisiblemente en busca de tu boca
para hacer que la lengua diga la verdad a todas horas
y no se quede nadie afuera cuando hablamos,
que son sinónimos leer y labrar 
como nacer y no ser o morir y no reír,

dejo en tus sentidos 
el vibrante resplandor de estas palabras 
en donde quizás encuentres, cuando te falta el aire,
pasto para tus manos 
y sano heno para rumiar en las horas que robamos al olvido.



DESPUÉS DE TANTO

«Lo imperfecto es nuestro paraíso»

Wallace Stevens, The poems of our climate


Y es que queremos saber
qué va a pasar después de este programa en que vivimos,
si el parte informativo nos traerá las mismas pesadumbres
o si las infelices falacias del político
unirán a la oposición y harán que vuelva a nuestro lado.

Nadie sabe qué va ser de la correa 
que llevábamos atada en la cintura,
quién se quedará por fin con las llaves de la casa,
qué pie calzará nuestro zapato 
recién estrenado el mismo día
o quién mantendrá el tintero del estudio
siempre lleno de palabras.

Y ella, ¿a dónde irá?
¿Frente a quién pondrá mañana al descubierto
el comestible tiempo de sus pechos bien guardados?
¿De quién el fruto será
que abrigará su vientre en primavera?
¿Y qué va ser de todo aquesta humanidad
que nos echaba una mano para cazar las mariposas
cuando hacía tanto frío en el ombligo?


Estos tres poemas fueron extraídos del poemario Son palomas pensajeras, del escritor dominicano Rei Berroa. El libro fue hecho en Bolivia por Letreo Editores, en Santa Cruz de la Sierra (Mayo del 2023). 


REI BERROA
(República Dominicana, 1949)

Premio Internacional Trieste de Poesía por el conjunto de su obra poética (2011) y Mihai Eminiscu (Rumanía, 2012). Le fue dedicada la Feria Internacional del Libro Dominicano de Nueva York, en 2014. Ha publicado más de 50 libros de versos, antología, ensayos; entre ellos: El cuerpo hendido: poéticas de la m/p aterninad (Monterrey, 2020; De quites y querencias: Antolojía de poemas y poéticas (1974 - 2014) (Santo Domingo, 2014); Libro de los dones y los bienes (Monterrey, 2014; Caracas 2010); Eufemística per vivere tranquili (Trieste, Italia, 2011); entre otros. Desde 1992 coordina el Maratón de Poesía del Teatro de la Luna en Washington y en 2022, con el poeta Fernando Cabrera, fundó el Festival del Día Mundial de la Poesía.


Foto: La escena del pozo en la cueva de Lascaux.

miércoles, 23 de agosto de 2023

Dante Nava: «AYAM ARU»





HUMO DE VAHO



Esta lluvia tenaz. Esta lluvia de ahora,
con su charango gris de cuerdas de cristal,
desde por la mañana le ha quitado la prosa
al sol que se enfurece enjaulado en las nubes.

Pugna por abrir brecha en la faz musical
de la lluvia que ríe con su risa canora,
risa que corre, vuela, aplaude, baila y cubre
a la fauna con murria y a la apenada flora.

Pero, súbitamente, el viento barrendero,
aparece, cantando, por el lado del lago;
y de un solo escobazo deja límpido al cielo.

El sol luciendo el trigo de su broncínea barba,
libre ya de las nubes, se pasea por los campos
fumándose el cigarro transparente del agua.



SOL GRANDE EN EL ZENIT

Después de tantos días nublados i mojados
el cielo está bruñido i cabrilleante el lago,
i el amarillo intenso del sol desorbitado
entibia el verdegueante susurro de los campos.
Engarzada en las cúspides la nieve es una piedra
preciosa que resume la canción de lo blanco.
Una canción dormida hai en cada remanzo
i una canción vivida en las cementeras.
Surte el viento su vida rasgueando los charangos
de los kollis lucientes de inflada Primavera,
hasta aromar su aliento de kantuta i sankayo.
I para completar, un cholo con su chola,
satura su alegría, una alegría nueva,
con el trago amoroso de su dulce zampoña.



LOCURA


Perdido en los abismos de mi propia locura
lleguéme a los abismos de tu nívea presencia.
Era la aurora misma quien me anunció la esencia
de tu cuerpo hecho luces, bajo una noche oscura.

Entonces me hice bueno por la loca cordura
de amar hasta las heces la divina existencia
de tu voz, alegría de elocuente ternura,
y de tus ojos, fuente de dulce inteligencia.

Pero tú incomprensiva te alejaste orgullosa
de este amor que te adora y que es la única cosa
por la cual mi tristeza es tristeza de llanto.

Yo quisiera, algún día, hallarte en mi sendero;
despedazar tu carne como un vil carnicero,
¡y ver qué cosa tienes para que te ame tanto!...



ROMANCE DE LA SOLEDAD INTENSA


Para el poeta Luis Nieto, cordialmente


Qué solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

Ni un pétalo de garganta,
ni un grano de lengua rota,
ni una esquirla de voz quebrada
alegran mi triste alcoba,
cuando mi oído sediento
pida la más pobre nota
de algún cantar desairado
con la palabra más corta.

Qué solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

Tengo las manos vacías
como esta sombra sin sombra.
El silencio agazapado
quiere rasgarme la aorta,
y este ajado corazón
es una frágil ampolla,
que se puede romper
por la soledad de ahora.

Qué solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

Pienso en mi andina niñez.
Pienso en mis muertas auroras:
Todo tan lejos de mí:
El mar con sus fuertes olas,
el río con sus espumas
en lago con sus totoras
verdes de viento y de sol,
la cumbre, de blanca, inodora,
pero de oxígeno, llena,
la pampa que se colora
con agua y luz de las nubes,
o el canto lacustre de la onda
bajo las hondas del trueno
y el relámpago que arroja
las lágrimas de sus rayos
sobre los días con sombra.

Qué solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

Surge, de pronto, la imagen
cinegética, rubia y loca,
de mi puericia robusta,
con su vista cazadora,
de cantáridas de hierba
y de gualdas mariposas,
y cuando entreabro los párpados,
se va la imagen en sombra
hasta no ser sombra siquiera
de lo que apenas se nombra.

Qué solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

En este vacío enorme,
cada hora que pasa, roba
hasta el rumor de mi aliento,
y destaca, en mi memoria,
como un kolli en una chola,
brindando, a mi adolescencia,
toda la rebosante copa
de sus núbiles deseos
en el fuego de su boca
y en el ala de ese fuego
en su gran mirada óptima,
cristalina como el agua
donde lavaba su ropa
(O lavanderita del Ande
de boca y pollera roja).

Qué solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

La angustia se desorbita
la desolación se ahonda
en esta noche sin ruidos
donde mi grito se ahoga,
como una visión opaca,
son su psiquis soñadora,
mi juventud se presenta
restañando sus neuronas.
Muestra el recuerdo imborrable
del engaño de una novia
y hace desfilar, tras ella,
un grupo de pecadoras
que gustaron de mis besos
y aromaron con su aroma,
a esta ansia que se acaba
en mi carne que se agota.

Que solo que me he quedado
en esta sombra tan sola.

Llora la tarka de mi alma
con otoñales hojas
de mi vida envejecida
fija, como una paloma,
también ay! encanecida
por la muerte de las horas,
en las flores de nevada
que a mi cabeza coronan.

Que solo que he me quedado
en esta sombra tan sola.



UN POEMA SENTIDO PERO MAL ESCRITO

Eres como un libro bueno e inacabable obstinadamente.
Como esas frutas jugosas que penden de los árboles
que, de estar tan altas, uno siempre las desea;
aquello que intuimos y no podemos alcanzar:
Un imajinar interminable de ternuras femeninas
pegado a la yema de los sesos como un tinte imborrable.

¡Haberte demorado tanto!... ¡Qué ocurrencia la tuya!
Y no haber avanzado, desorbitadamente, apresuradamente,
cuarenta... ochenta... cien años -ya no sé ni cuántos-,
hasta el extremo de haberme encanecido a destiempo,
por que yo también dupliqué mis días y viví mis noches,
como ese faraón Mikerinos que para alargar la vida
y burlar al Oráculo hizo de seis, doce años.

Oh! Cómo hubiera sido de puro, cómo hubiera sido de limpio
si tú hubieras llegado antes de que se fuera mi espera,
si siquiera te hubieras adelantado un minuto
para poder sentirte y cambiar mi camino y llegar hasta ti,
no serías tan niña, ni yo tan acabado, tan lejano
de todo lo que luce tu pubertad lozana,
¡tan lozana! que al acercarme a ella
nace en mí el impulso inútil de querer lo irrealizable:
¡de desandar lo andado y volver a comenzar!...



ASÍ TE QUIERO

Sumida en el hielo de tus veinte años,
                          así te quiero

Con tu corazón envuelto en latidos de piedra,
                          así te quiero

Con tu alma de hierro 
a mi palabra, a mis miradas,
a mi caminar tras tu caminar insensible,
metálico, como un cuchillo
que desgarra mi carne
hasta hacerla vibrar como un charango,
agriducle florecilla de la Altipampa
                            así te quiero

Con tus claros ojos de lluvia furiosa,
golpeando, impasiblemente, los surcos
de mis cinco sentidos
                            así te quiero

Con tu voz de espina caldeada 
calcinando mi lengua, mi garganta
mis gritos y mis palabras
                            así te quiero

Con tu esqueleto de amor,
con tu sonrisa de patíbulo;
con tus besos sin fuego, asustados,
que se ahogan 
en el agua... de tu boca
y tus caricias encajadas 
en los dedos de tus manos avaras
(está tan cerca de mi tu alejamiento
que siempre palpo tu sombra 
como si palpara el vacío frío
de una fosa sepulcral)
                       
                              Así te quiero.



REALIDAD

Cómo se aprieta la sístole
cómo se ancha la diástole
cuando la boca pide
frescas flores de carne.

Salir por las arterias
de la buena esperanza 
y volver por las venas 
del desengaño, para

luego, luego quedarse 
acostado en el catre 
del esqueleto sin voz,

y ser un guardián más
del silencio veraz
de algún viejo panteón.


Estos poemas fueron sacados de La Revista del Instituto Americano de Arte 3º sección: Cuadernos Poéticos. La revista fue editada en noviembre de 1956 y la dirección recaía en el notable Francisco Montoya Riquelme.




DANTE NAVA SILVA
(1898 - 1958)

Nació en Chorrillos, el 8 de abril de 1898. Descendientes de italianos por línea paterna, fue lector voraz de libros que llegaban desde Argentina. Tras haber viajado muy joven a Mollendo y a La Paz, se dedicó a trabajar en el hotel de la familia en Puno, componiendo verso que declamaba en todo acto público al que fuese invitado. Editó tempranamente su Báquica febril (1921), cuyos sonetos expresan gran erotismo. Su poema Orgullo Aymara es largamente conocido en todo el país. Falleció en Puno el año 1958. En 1990, su sobrina, Nina Nava, publicó Dante Nava, el poeta del lago, con una valiosa reseña y más de 200 poemas.

Foto (1): Hans W.
Foto(2): Dante Nava junto a José Portugal Catacora.



lunes, 21 de agosto de 2023

JORGE CAMPERO: «Musa en jeans descolorido»

 



MUSA EN JEANS DESCOLORIDO

En el mesón de los interminables platos de ajíes tamales para dos calaveras / donde hacemos titánicas pulsetas / para olvidar el pedazo de película / cuando Ud. era una medalla de mi charretera / o la brisa de mi caballo / mi bandera de guerra / entonces los dos acostados sobre el mapamundi / al calor de las refriegas / las noches / la música de los zancudos / esperándonos con los brazos en jarra / cerca al hito de frontera / se nos enfundaba la gana de jugar a la taba en los días de lluvia marcados en el Bristol claveteado en la pared / sabiendo lo tarde que es para esperar el tren que viene del sur / otra resaca que triza el alma / y los kilos de los años son el plomo de los fusilamientos / pues / le diré / que conocerla no fue en vano / y como último favor / quiero haga una visera con sus manos / para observar los gallinazos revolotear los círculos de mi victoria / cuando desciendan por mi carroña / a los campos de batalla donde sembramos lechugas / por favor no los espante. 



TRISTES DESPUÉS DE LA LLUVIA

Tristes tristísimos quedamos uno y otro
Después de los días irreconciliables
Con puertas cerradas en la ciudad bajo los relámpagos 
Y presagios de avisos necrológicos 
Aún húmeda en la prédica de los cuerpos hambrientos.
Rectilínea en los mapeos de las aves que alzaron vuelo.
Ciudad enterrada. Púrpura la carne de tus caracoles.
Las bataclanas hicieron un alto a la hora de la cena y sirvieron el lutado corazón
En el conteo de los que faltan.
La ciudad atrapada por las sombras con el sabor pétreo.
Volveremos a engendrar los hijos y entrechocarán las cópulas
Y escanciarán sus sabores en la Plaza de Marte despatarrando las zancudas
Amorosas promesas de amor.



HOMENAJE PARA UN PAISANO

Viejo lagarto lleno de poesía
Ya te imagino con tu sombrero jipijapa 
Tu viejo sobretodo
Tus lentes oscuros para mirar una ciudad garrapata
Así
Cruzando una plaza con el oficio de los bolsillos 
En un día de lluvia 
Unánime digo
Que tienes unos sudorosos poemas en los sobacos
Más un poco de ropa sucia 
La vida teñida de relojes
Pues 
Jaime
No te has afeitado esta noche
¿Y si te dejaran morir un poco más
Por lo menos sacar la otra mitad de la lengua al sol
O
Comer otro de marraqueta?
Con la boca amarga de alta noche 
Tal vez
Del largo viaje de regreso a la poesía 
Esta ciudad feliz de muertos a veces parece que te saluda
Los abortados sin sitio ni bautizo.
Apuesto que se te subió la gana de empujar un carrito de niño 
Y los buses te traerán desde el otro lado de los recuerdos
Es que la vida quiere expulsar su estómago
Colgados tus antiguos trajes el memorable olor a naftalina
Inmóviles las floreadas corbatas 
Las muchachas de las callejas extrañas 
En las ventanas disecándose junto a los geranios
Y una canción de moda bailando dentro
¿Acaso has olvidado la herida de ser conocido inquilino?
Repito no te has afeitado
Tu novia está vestidita de tul 
A la muerte se la debe esperar muy simpático 
Bajo un semáforo
Escupiendo.



VILLANO DE PELÍCULA MUDA

No edifiques ciudad alguna sobre la nostalgia 
Tienes por obligación ser un extraño
Olvida ese cuerpo piel de mariposa
Olvida sus tigras palabras silenciosas pisadas
Su voz de vidrio
Borra ese olor
Ese sabor
Amarra con su caballera el pálido sol
Tú eres la música del poema
Cruzando un ancho de sala
Hazte a un lado
Si no quieres ser un escarabajo estrellado
Arañando la barriga del cielo
Estatuas de sal hablan a tu espalda
No vuelvas atrás no maldigas no digas nada
Olvida ese delirio aurífero
Los hombrecitos no lloramos nos desangramos.



GATO QUE FUMA

Telepáticamente había amigado
Con una gata e hija del perfume de la diosas Isis
Con agrios melindres verdes o amarillos
Alimentada con carne de ibis 
Y albatros de alas pesadas
Mesa turquesa
Cubiertos de titanio 
Vajilla de cerámica mochica
Vivía dentro de una burbuja
En la cumbre del nido Illimani 
Ella desmayada por un ángel de Calamarca 
Sus ojizarcos entre la zona boscosa 
En los valles a los pies del achachila
Húmeda y boscosa apoyada en un árbol
Que produce por doble cosecha
Entonces lloró el violín en una tripa de gato
Que a unas tres pedradas o vuelo de pájaro
Se escucha maullar 
Por la gata que estaba buscando

A Edwin Calle

 

Estos poemas fueron extraídos del poemario "Musa en jeans descolorido", ganador del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal, el año 2001, y fue editado por Plural en junio del 2023.





JORGE CAMPERO 
(Tarija, Bolivia, 1953)

Autor de obras como «Promiscuas» (1976), «A boca de jarro» (1979), «Árbol eventual» (1983, 2009), «Sumarium común sobre vivos» (1985), «Musa en Jeans Descolorido» (2001, 2009), «Poeta sin Pedigree» (2002), «Jaguar Azul» (2002, 2005, 2007, 2009). Es el único poeta galardonado en dos oportunidades con el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal el año 2001 con la obra «Musa en Jeans Descolorido» y el 2002 con «Jaguar Azul», este último libro reeditado en Buenos Aires (Argentina) en 2005 por Alción Editora y en Santiago de Chile (Chile) en 2007 por Editorial Ayun. Ambas obras fueron reeditadas el año 2009 por Editorial Plural y presentadas en el marco de la Feria Internacional del Libro en La Paz. Pese a que la obra poética boliviana no tiene mucha oportunidad de difusión en el ámbito internacional, la obra «Jaguar Azul» fue uno de los 10 mejores libros de América Latina en la XII Feria Internacional del Libro de La Habana, Cuba, el 2003. Dirigió las revistas «Camarada Máuser» (1982), «Siesta Nacional» (1988), «El cielo de las serpientes» (1994) junto a Rubén Vargas, Edmundo Mercado y Juan Carlos Ramiro Quiroga con quienes conformó el grupo literario «Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis». Desde 2006 edita «Mar con Soroche», revista literaria publicada por un colectivo de poetas de distintas nacionalidades de Sudamérica en el marco de un proyecto de acercamiento entre poetas de Bolivia y Chile. 


Foto (1): Harsh Raj Gond
Foto (2): Gabriel Ramos