sábado, 8 de octubre de 2022

Roddy Arhuiri: «DREMARÍA»




VII

No fue suficiente
dejar rastros de embriaguez
                  en el paladar de una lombriz
a media hora
de la introducción del tiempo.
La falta de pulmones en el aire
hace que el cielo encaje
en un ataúd en forma de espumadera,
en la piel elástica de un pez
que clama saltar como un conejo de campo
al ras del sonido que aprieta el día.
De un desfiladero 
crece la arquitectura de una madre
como un río que debate entre lo desconocido,
entre lo irritable / entre el paisaje desdentado
y entre lo sólido desde lo tácito.
Un poco de caos facsimilar
encuentra una cucaracha al volver a casa 
y una araña encuentra en el sur el norte
y confunde Europa con América.
[En la poesía el silencio se multiplica como olvidos que lapidan el abandono].

En la poesía las sombras sonríen como girasoles. 



VIII

Tengo cerbatanas / habitaciones en habitaciones / carreteras en una palabra / una cama que es una puerta al mar / niños que huyen a los bosques. Hay frío que duerme debajo del colchón / hay alguien que sale a la calle por debajo de la mesa / hay alguien que fuma detrás de la pared enladrillada / hay mujeres que entran y nunca salen / y nunca vuelven.

En mi habitación hay un Dios que es mitad sed, mitad poesía / hay un niño hambriento que convierte su cama en un rosal todas las mañanas / hay una mariposa que descompone el silencio y posa en mi sombra / hay números que vuelan hacia una taza de café / hay mares con una profundidad de un centímetro / hay el nerviosismo del aire que huye por los oídos y un rostro irreconocible que nace cada día para morir. 

Hay algo de ausencia en mi ventana que se enamora de mis fracasos clandestinos. 



XXXV

Volveré a pintar los vacíos que hay en tus huesos,
volveré a cruzar los ríos 
                     que cursan por debajo de tus dientes,
volveré a respirar el aire
                       que sale de tus párpados.

Todas las cosas tienen nombre; 
                                  menos la comida que necesita del hambre.

El espejo lo repite todo 
y no puedo 
             minimizar
             el camino
             que juega
con los pasadores de mis zapatos.



LII

Dijo que no tenía hambre, ni sueños que fermentar. Dijo que su nombre reunía sustantivos bajo el cielo de un río. Dijo que no volvería a palpar la sombra de las cinco de la mañana. Dijo que bebería el agua antes de escarbar la sed de los gusanos. Dijo que caminaría ignorando las calles cuando vaya al trabajo. Dijo que se encontraría algo de historia en su sangre escarlata. Dijo que encontraría su nombre carcomido por el río. Dijo que el amor sería inevitable. Dijo que la ciudad se sumergió en la sombra de sus avenidas. Dijo que las calles se alinearon en orden alfabético. Dijo que la poesía es un espacio para los que entienden la realidad tras el espejo. Dijo que el amor sería inevitable. Dijo que las cosas cambiarían de nombre cada veinticuatro horas. Dijo que el nombre de mi madre sería la suma del infinito más uno. Dijo que mi país equivale a la suma de las edades de sus habitantes. Dijo que al mediodía se sentaría en el último verso de la poesía. 



LVIII

Escribir poesía es como morder una manzana. Eso que conocemos como silencio es el área que reserva la otra realidad. Tenía solamente catorce letras para decir adiós / pero no para beber una cerveza. Las excusas son mi columna vertebral para escribir lo que no se percibe. Me gustan los nombres que dejan de enloquecer a las mariposas. Me gusta el frío que sale de la médula ósea. Me gusta eso que llaman río a la hora del sorteo de los nombres. Me gustan todas las cosas que fluyen como el río.

Espero que las moscas dejan de traducir mi hambre de mediodía. Alardeaba a las palabras que estaban en fase embrionaria. El día era el origen de mis problemas y la causa de seguir hambriento como las plagas vegetales. Frente al orgasmo de las moscas construí la duda del amor. Mencioné el verbo de mi nombre en primera persona y sigo en la rutina de morder lunas que salen de mi bolsillo.


Estos poemas fueron extraídos del fabuloso Dremaría, libro de versos del autor puneño Roddy Arhuiri. Fue editado por Albea en la ciudad de los vientos en agosto del 2022. Fue presentado, con gran éxito, en Puno el viernes 16 setiembre en el Auditorio de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNA - Puno y los comentarios estuvieron a cargo de Alexánder Hilasaca y Harold Cuadros.




RODDY ARHUIRI QUILLA

Nació el 25 de febrero de 1995. Estudió Lengua y Literatura y es licenciado en Educación por la UNA - Puno. Es coautor de Mi primera vez (2017), siendo una de sus primeras incursiones literarias. En el 2019 publicó Recreo del tiempo. En el 2020 publicó Los cielos de acrílico: donde hay un anuncio de comida para gatos, bajo el sello editorial Hijos de la lluvia. Participó en eventos culturales regionales y nacionales durante los últimos años. En la actualidad residen en la ciudad de Juliaca y dirige algunos proyectos editoriales. 


Pintura: Gaspar de Crayer: "Caritas Romana" (1620).
Foto: FB Roddy Arhuiri


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