domingo, 7 de diciembre de 2025

fuego ● fatuo II

 



                                  Ultraonírico)  el mal tiempo desayuna mis impulsos demolidos ● piedras que brillan al mínimo contacto humano ● libélulas secas para desorientar la palidez  todos los reflejos que una charca puede contener en vano ● (Día Prófugo) ● la sed viajera germina ● vamos juntos a la torre enterrada ● descolguemos la espada crepuscular ● acariciemos la esquizofrenia lúcida ● que tus ojos sean nados atravesando mi estepa ● quiero tallar mis delirium tremens en sillar ● la noche nos llena el vaso con su risa ● yukio mishima yendo a dar al goyeneche  me arrastro hacia un pueblo volatinero que me muestre que hoy estoy limpiando el polvo del oleaje  cargo a mis espaldas un desconcierto balsero que rema lejos de mí mismo para rendirle culto a las flores inconscientes ● que por el hedor a viaje sé que no despierto 

 

 

descalabro ● en menos de un segundo paladeaste la escena de nuestro futuro ● ahí ● rasgueando el sedimento de una guitarra lechuzesca ●  caminando por la bahía de tu encrespada estrella  líbrate de mis anhelos anhelándome ● arráncame el dulzor con tu acidez  al menos intenta no sobrecogerte en este ovillo andino que tanto nos visita con su sonrisa de mil años infantes ● estrangulando lo que pudo ser con la paciencia del desierto ● con dedos que ya han perdido la sed pero aún guardan el cuerpo del perfecto amor en la boca ● porque en tacna todo se pudre más lento ● y nuestro futuro residual sigue meciéndose hasta que tu estrella gemela se apague ● y ya no quede nada más que ahorcar ● solo el cielo que se abre todavía enredada

 

 

                           creeque el viento sigue vivo y avanza su fulgor por los muros intangibles ● y luego prosigue hacia la izquierda de mi lóbulo horrísono ● un eco de fiebre conduce como un balón humeante mi silencio mendigo hasta el griterío de cualquier túmulo enmascarado (Escena de Teatro Fatuo) ● me cobran dos soles por entrar al ajedrez azul con tzara y arp ● dando vueltas alucino entre los barrotes de una misa plagada de errores de lectura ●  mientras tanto saco del polvo sin tiempo a la muerte y le sostengo la cabeza con un poema viejo para que su cántico reaccione ● busco la moneda que dejé un mal día en su cubículo de flores violadas ● quiero fotografiar el cielo sangriento de quien no ha venido al mundo ● me urge escampar mis quemaduras y salir de esta hambre sin salida ● abro y no abro los huesos ante la mirada torturada de lo que me va a suceder 

 

 

                   (Ganyar de los Ganyares) hacer el amor en el eco de los poemas encajonados ● oscurecer nuestra carne insatisfecha en esta piedra rebosante ● eyacular un ocaso que se compare al pulso onírico del fuego ● allá abajo se pudren dentro de sí las estrellas madrastras ●allá adentro babea la negrura que amparó mi vigilia ● allá arriba la ceniza de las nubes me nutre las uñas ● una vez más desmantelo mi sangre en los pabellones castigados y celestes ● que cambie qué si todo está tras una capa de leyes putrefactas ● si yo lo que quiero es besar la noche de tu muerte con mi sexo ● que cambie qué si yo reasigno el último vaho del día y cosecho la nada fecunda de los que se fueron sin nombre ● exhumo mi existencia y me marcho de esta aparición como un pez desollado (Empatías Cinerarias)

 


                               achicharren mis retinas en las rejas del espanto ● que desangren mis huesos aciculares en la mediana aorta ● que salpiquen mis vísceras los rostros de los viandantes ● lo demás es asombro ● ternura ciega que me llueve por naturalidad errante  aquel día sentí que iba a encargar mi moridero ● una estrella que se va de bruces contra los nuevos muros ● y se lo he consultado a la familia humana ● he estado en tacna preguntando por mí y me confirman que sufro desvisiones  y luego aquella idea de que el proceso de escritura de un poema es más importante que el poema en sí ● rompí esa plañidera flor mil veces con mi sombra ● y de tanto corroer la estatua del alma hice llorar a una piscis embrujada ● la familia humana no ve que su viandante soy yo ● que me descaigo y que mi rostro salpicado es su propio moridero



Foto: Craig Adderley