A Janis Lyn Joplin
Si el cincel
golpea con rabia
El suave y
relajado relampagueo de tus delirios
Sin la más mínima
prueba
De que mi verdad
sea incólume,
Es que mi
sinrazón preside este juego,
Es que mis ansias
destiñen la presencia de una flor,
De un jardín
antagónico al movimiento del día.
La desolación
tantas veces ha fogueado mis alientos
Y hoy mi casa no
es más que piedra
Y de piedra está hecha la bruma que avanza
Hacia el palpitar
inútil del ser.
Rechazar el
minimalismo de un corazón.
Rechazar el
arpegio doliente entrecruzado, tu gesto.
Nuestras pieles
son lóbregas y sin tino
A la luz de una
vela doblemente consumida.
Lejanía, fuego
abierto, sonrisas húmedas,
Estruendos de una
fiesta vespertina.
Ya las noches no
capean tus embarcaciones
El sol ya no hace
piruetas en los trapecios de tus ojos
Parte pues hacia
tus tierras germinales
Puebla esa
solitaria evocación
Crea un gobierno de sangre y rosas
¡Paséate por los
ámbitos tranquilos de la muerte!
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