jueves, 14 de febrero de 2013

HEROÍNA





Mi sonrisa adormecida va trepando lánguidamente
la válvula tricúspide de una oración maldita,
el sudor frío va socavando el relámpago azul
y mis ojos son la marea del espejo apagado.

Lacté la luna de abril tras las celosías del tiempo,
mientras mi corazón se embadurnaba 
con la nueva sangre de los muertos.

Atiné con la dama blanca una tarde en Malasaña 
y la llevé a transitar la necrópolis de la Almudena,
correteamos juntos por las venas del ocaso,
sobornamos al amanecer con lágrimas jubilosas,
 y terminamos chirriando en las pupilas del desvelo.

de Atardesear (Madrid 2007) 

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