lunes, 18 de mayo de 2020

LUZGARDO MEDINA EGOAVIL: «Cronología del equilibrio»


A:
Nemesia Bolívar Arcos
y Epifanio Reaño Soto,
legendarios abuelos
que sin querer me dieron
el idioma de su amor
y el más fino sentimiento.

«La mucha belleza me hace siempre persverso»

José Watanabe


EQUILIBRIO I

En verdad no sé si una carta pueda
Servirme para decirte que en el fondo del mar
Hay ilusiones y palomas que no vuelan
                Durante miles de años mi palabra
                Caminó ciegamente junto al viajero que gustaba
                Sembrar violetas en medio del polvo bellísimo
                Del misterio y la locura
Solamente vi que las agujas de la costurera
Zurcían la ruta de quienes soñaban
Con comerse toda la madrugada enterita sin ningún miedo
                Tantas veces
                Y no precisamente al azar tuve una niñez
                Como cualquiera que invade el cielo
                Donde las nubes nacen y mueren de tristeza
Tienes que acostumbrarte a no morir 
Me dijo una y otra vez lo más óseo del jardín
               Junto a los olvidos hice arder
               Al más peligroso minuto  cuyas ropas omnívoras
               Siguen oliendo a los ciegos dioses
               En una tarde sin sol
He respirado toneladas de aire
Y hasta quise tocar los labios de un nadie masculino
Hundirme en el después sobre una yegua turquesa
               No sé si esta carta primordial
               Tenga algo de mí o algo del que no fui
               Pero sé que los barcos vienen arrepentidos
Y cargados de maleficios de un vaso paleolítico
Bebiendo el intacto equilibrio de tu amor


EQUILIBRIO II

Me ha tocado vivir muchos destinos
Tal vez buscándote en las gruesas enciclopedias
Donde las aguas del río son mágicos
Y donde tus besos saben a místicas litografías
              Me ha tocado vivir tantas muertes
              Y ser feliz en la medida de la injuria y la ignorancia
Me ha tocado simplemente soñar 
Con el fenicio aroma de tu boca 
Ora incesante ora irrevocable
               Pude ser un pájaro lo mismo que una profecía 
               Pude habitar el Sur o el Norte de modo imperturbable
               Pude interpretar la mentira reptil con mi arpa
               Pude ser anciana durante siete noches con sus días
Me ha tocado vivir tu vida
Estás cubierta con mis cenizas
Y eres más generosa que una catedral de arena
Y en tus senos guardas la mutación del idioma
Y en tus ojos se repiten los pasos del intacto ayer
                Vivo como vive la estadística
                En medio de los astros
                Tal y conforme vivía el esclavo en la isla
                Pensando en el comienzo del fin sin final
La muerte no existe me repito una y otra vez
Así como blancos son tus muslos una y otra vez
Y así como la tristeza es tierna una y otra vez
                 Vivo con mis remos al hombro 
                  Inventando el añil crepúsculo para ti
                  Que vives en la esquina lluviosa y bíblica
El amor había sido como el invierno que llega sigiloso
Con su tigre de bengala y su nostalgia sucesiva


EQUILIBRIO III

En la inmensidad de la sombra
Se ha perdido mi amor con su frescura de álamo
                Iba en tu búsqueda 
                Siguiendo las huellas que tu alma dejaba
                En los templos y en los patios del día
Este amor tan pulcro y tan deformado 
Parece una patria en llamas o una ciudad
En donde todos los colores son amables pero fatales 
                Mi amor te espera desgrangrado
                Ya en la lejanía donde la flor es pasión
                Ya en el remordimiento donde la muerte es más deseable 
                O en la hondonada del silencio
                Donde todos arrojan sus descoyuntados recuerdos 
Mi amor y mi perro te buscan
Aunque la memoria pierda su hermosura
Y la tarde ya no sobreviva en el espejo
                La pena trae su pie roto desde siempre
                Algo así como que la rosa está sentencidada
                A morir en una feria de versos donde los gitanos
                Adivinan el paso del infinito cor clausurada ventana
                El paso de la uva negra por tu piel
                El paso de tu dinastía y su tiniebla
Nadie puede escribir la historia del anochecer
Excepto tus manos quietas y tácitas
Nadie puede decir el nombre de la sed
Excepto tu lengua tatuada con la sal del ocaso
                Mi amor y mi perro te siguen buscando 
                Es así que conocen los mausoleos del mundo
                Y en todos los idiomas han recorrido los olvidos
                Para verte por la hendija que va hacia tu laberinto


EQUILIBRIO IV

Mara es una isla donde la noche
No acostumbra a dormir en los bosques
Y menos rebuscar los nombres de quienes
Fueron muertos de manera plural por culpa
Del amor y sus lobos 
                  En esa isla tú naciste
                  Antes que el mismo génesis y su piedra
                  Tal vez más antes que el paso cubriera tu ombligo
Ahí tu voz fue creciendo
Tal y conforme crecen los minerales en el jardín
                   El tiempo acarició tus pies
                   Con el poder del milagro
                   Y la cadencia del último siglo
Mara es una patria donde no hay sábados 
Y el río pasa y los colores están como cansados
Y las hierbas abundan hasta el espanto
Y los niños huelen a jazmín
                   Aún recuerdo el brillo de tus uñas persas
                   Aún recuerdo el mármol donde bañabas 
                   Tu alegría cada vez que la música
                   Se inventaba a sí misma 
Es por eso que estás hecha
Con todo el universo de lo perdido
O en ti se ha perdido todo el universo
Al final ya nada importa si la historia
Tiene ojos negros y símbolos intraducibles
                   Me han contado que en esa tierra
                   Tus abuelos y los míos están esperándonos 
                   Como un plato de bermejas flores
                   Y con una llave para desoñar lo soñado



A LA MEMORIA DEL MÁS BELLO GUERRERO

A Pascual

Seguro que él nunca se propuso
Conquistar ni al tiempo ni a la aurora boreal 
                  Seguro que él nunca creyó en la suerte 
                  De las palabras en la boca de un ángel
                  De un ángel erudito pero domesticado
                  Dócil como dado para hacer trampa
Seguro que él no supo viajar con angustia
Y mucho menos supo si Trakl se orinó de miedo
En la batalla de Grodek
                  Seguro que él nunca viajó en las alas de la nada
                  Y jamás se enteró si había olvido
                   En un rinconcito de Macondo
Pienso en él desde otro país
Trato de verlo como mis ojos ecuestres
Como un ser que nunca probó
El fruto del árbol polvoriento
                   Lo imagino cabalgando en el lomo esencial
                   De las cosas más simples
Lo imagino ponerse a la cintura
Frescas agonias de setiembre
Con tal que olvidaras al ayer
Y los nombres de la inocencia
                    Lo imagino cruzando una calle cualquiera
                    Sin saber que su sangre podria perdurar
                    Como el amancer en Edimburgo
Estoy seguro que él es el mismo sándalo
Así como estoy seguro que el Oeste existe
Que la noche esta enterrada clandestinamente 
Que la luz de la vela arde como un huyaco
Y quema como la noria de tus besos.


LUZGARDO MEDINA EGOAVIL (Arequipa 1959 - 2015)

Fundador de la revista «Eclosión» en la década de los 80's. Periodista activador de conciencias, incansable ecologista, defensor del folklore y los derechos humanos. Ganador de innumerables premios a su labor como poeta y compositor. Publicó los siguientes libros: «Las bodas del dios harapiento» (Editorial Rosas - Arequipa 1981), «Cuervos en Sodoma y Gomorra» (Editorial Egrentus - Arequipa 1983),«Contra los malos presagios» (Editorial UNSA - Arequipa 1995), «Ad libitum» (Lluvia Editores - Lima 1996), «Avatar» (Editorial UNSA - Arequipa 1996), «Rostros del sueño» (Editorial UNSA - Arequipa 2005), «Nada» (Editorial UNSA - Arequipa 2007), «Cronología del equilibrio», (Editado por el Instituto Nacional de Cultura - Cusco 2008), «Bajas pasiones para un otoño azul» (Editado por Petro Perú - 2008), «Alegorías para un amor gitano y una carta para César Moro» (Editado por Petro Perú - 2014).  


De izq. a der. Filonilo Catalina, Jorge Astete, Leo Cáceres, Luzgardo Medina, Marco Fonz y José Córdova


1 comentario: