viernes, 8 de febrero de 2013

LENA, efluvios deletéreos en la poesía


Leer la poesía de Lena Marice Orduña (Cusco, 1989) es dejarse arrastrar por una imaginería despiadada que inmoviliza y arrincona al lector hasta sumirlo en un estado de ingravidez emocional debido a la desnudez y horizontalidad de un mensaje repleto de un fulgor sumamente lascivo cuyo objetivo es contener el tiempo y hacernos cerrar los ojos ante tanta rojez oscura y fresca. Un aprisionamiento hipnótico que va empapando los desiertos urbanos que la cotidianidad alienante -con sus desalentadores horizontes grises- nos impone tan vehementemente. La suya, es una poesía de ruptura, un juego viscoso de luces de neón que nos quema las pupilas sin ropaje alguno, que va hacia el origen de lo que realmente nos hace tan humanos: el deseo de creernos envenenados solo para ser atenidos con minuciosidad por una mano compasiva, el acto de rescatar del fondo de nuestras propias oquedades esas sombras teatrales que nos dominan y a la que tanto pánico les tenemos; un juego de aromas crueles y corruptos hechos para dominar y ser dominados, donde lo hedónico y lo tóxico se mezclan con breves visiones angelicales. En cada verso hay un replanteamiento del amor como un medio efímero de pausar la tragedia vital que nos embarga. Para ella, el amor es algo serio, en la medida en que haya una entrega y una honestidad total donde la vida esté en juego. Cada poema es una cruel escalada por el lado crepuscular de los sentimientos; aparece la noche y nos cambia la faz, nos hace feroces y el desgobierno es ya la bandera de nuestras embarcaciones ("Nada es incorrecto cuando está anocheciendo)". Las ideas de Lena tienen ese aroma a cine negro, la búsqueda de un asesino que se camufla hasta en el humo y el hallazgo consternador de la sangre regada en un lecho que huele a viernes por la noche con tormenta, donde los relámpagos son dos corazones que alguna vez se trenzaron y cuyos latidos agónicos aún se hallan diseminados en las esquinas más neblinosas de un pueblo fantasma.      

El blog de Lena:   http://vertigobajolacama.blogspot.com.es/
(Me encanta darle de comer a sus peces)







CEREBRO DE UNA TUMBA


Qué significado tiene el vacío en la orilla de mis ojos
si el silencio es la orilla del vacío.


-Pequeña amapola, tristeza de cera, engendro mefisto-
Desluce el dolor con un suspiro caliente


En un Anochecer contra Anocheceres


¡Corazón!


No alcanzarás mi amanecer con el dolor de tus raíces
Ni con escombros en mi ser,


Cerebro de tumba


No hay nada entre líneas
Ni cuerpos de deseo absortos de placer,


Solo debes saber, que la soledad es una palabra vacía
Es el límite del viento, la aureola caída


Cerebro de tumba.


-Pequeña tristeza, amapola mefisto, engendro de cera-


Estás mojando mi silueta en tu laguna desierta


Con agua de llanto, con leche de madre.
Con calma cucaracha de mi alma,
 

deja de matarme en paz .


Lena Marice Orduña
 


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