I. PRELUDIO
una fiesta tiene de todo
POR EJEMPLO
MANZANAS pobladas y algo de VERDURAS al norte
AVES ultimadas por el silencio
CUERPOS al costado del viento
MEMORIAS descalzas
MANOS que desvisten el cielo
niños
y
TORRES de niños
aterrados
por el PRÓXIMO VIAJE
V. AVENIDAS
por las MAÑANAS
después de compartir
los insectos el alcohol y las carnes
me marcho PRESUROSA al lugar
donde habita mi pequeño
(Equipaje de rápidos viajes)
que a raíz de su LOCURA
luce hoy una espalda REDONDA Y VIDRIOSA
EL PRIMOGÉNITO de la moscarda
tiene de COMETA una libélula celeste
atada al extremo de su ESTERNÓN
SOY una mujer lasciva de sueños tiznados de silencio
algunas piedras errantes abren mis RECUERDOS
algunas aves SURCAN perturbadas cosechas
algunas viejas TAREAS / algunas calaveras rotas o añejas
algunas lluvias nómadas o CURTIDAS
y algunos trozos de carne
CRUDOS ACECINADOS ENVEJECIDOS
diluyen la embriaguez de mis pájaros
y todas las mañanas relumbra
LA SEÑORA DE LAS MOSCAS
X. SILENCIOS
mi ciudad
es una plaza en medio de un charco inmaduro
media BALADA MACERADA
que trota por las calles
como una cascada de hedor y melancolía
tiene de todo
por ejemplo
UN DÍA MEDIO ABIERTO
CON TAN SOLO 1/8 DE EXISTENCIA
(Vendaval de sueños)
entre tanto
ALGUIEN llora cerca del parque
ACUSA a todos
solamente midieron su VISTA
y su largo cuerpo
se olvidaron
medir
lo ancho
que puede ser su GENTIL y ardoroso ÚTERO
SÉPTIMO Y ÚLTIMO PARTO (Ocho)
A Valentina Olaguivel
EN MEDIO DE TODAS esta carnes
INICIO a desollar mi cuerpo
a ENROSTRAR MIS CERÚMENES al tiempo
solo me queda
la OBTUSA SONRISA de Mamá Sara
y un pensativo y triste juguete para variar
desde hoy
tu falda SATURADA DE JILGUEROS
serán el sostén de las alegrías
me llevo puesto tus gemidos
Y ME PRENDO DE LA YERBA DE TU ALIENTO
jamás sabré desistir
aunque la sombra de las aves
desordenen mis sueños
AUNQUE TÚ TE HAYAS IDO
AUNQUE TÚ TE HAYAS IDO
aunque tú te hayas ido
XXXII. MAMÁ SARA
MAMÁ SARA tiene la DISTANCIA de una sonrisa extensa
en ella habitan todas las ESTACIONES
las que hablan de AMORES
las que narran historias al BORDE
temporales que tienen el privilegio de ATADURAS y verdades
todas ellas sobre y bajo el denso dosel de MIGRAÑAS y olvidos
MAMÁ SARA sabe bien que detrás de sus OJOS
se eriza un POEMA
que regresa RAUDO del olvido
con letra y nombre de HERIDA
aún cuerda
remembra donde habitan los escualos
(Seres mercaderes de la LLUVIA)
los que tienen latitudes exactas / los malsanos
cierta noche MAMÁ SARA tuvo el valor de extirparse el ÚTERO
ella dijo que algunos edificios se iban a caer en su presencia
CLARO está
siempre con la SANGRE de algún animal
que se deja morir y dormir al lado de la TIERRA
nadie sabe el lugar exacto donde PERNOCTA la tierra
solamente ELLA
una mañana se dio cuenta de que existen MUCHOS DIOSES
pero ELLA solo le da tiempo a su TIERRA
simplemente le interesa más sentarse en un poyo y disfrutar
de la QUIETUD de las piedras
e incluso hojea la seca pradera
la que guarda OCASOS Y AURORAS
MAMÁ SARA
perpetuamente como una retama de lago amarillo
MAMÁ SARA
La estación de las moscas es el primer poemario de Edgar Pacompia (Puno, 1977) y fue publicado por la editorial Rupestre el año 2015 con gran éxito de ventas. Inaugura una nueva etapa en las letras puneñas ya que se su poética se desprende del legado indigenista y vanguardista muy propio de esa tierra. José Luis Ramos Salinas, docente de la UNSA y crítico literario, comentó que el libro construye, y a la vez derruye una ciudad perdida; el escenario de los poemas podría ser cualquier ciudad perdida de este gran mundo en decadencia. Léanlo 'por si las moscas'.
ufff hasta ahora la mejor persona que eh podido conocer...
ResponderEliminarSalud Kasaniii
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