miércoles, 23 de septiembre de 2020

EDGAR PACOMPIA: «Árbol de arena»




SOLICITUD PARA EL DESTIERRO



El abismo como última morada
Sola calle del sin sueldo pasajero
Sed bastarda del alto arenal
Y el saberse no beber de este camino

Sé descargar el sótano del mejor cuchillo afilado
Y de vez en cuando dejo caer las escamas del pesado árbol

Antes de llegar a tu rodilla, 
Se recomienda vestir de sal a la ceniza, 
Abrazar y abrasar el último número de la solicitud
Todo esto después de la pascana

yo amaba el aire de tu agitado pulmón
aquí en el fondo del color 
dialogo con el primer pan dormido
compruebo que la máquina de fuegos 
desgarra monedas con soles pasados 
de los mismos veteranos de la muerte 
con el pequeño olor de la maceración próxima

Hoy tengo de nacimiento una deuda
La próxima caldera de ojos astros
Con el buen beber del norte



EL INICIO


Los ojos se adelgazan
Cada vez que te hurtas en el ofidio de barro y metal

Ahora imprimo la última canción

Cuello cortado a boca de jarabe
Innecesario para este hombre de enfermedades
Que olvidó envolver el rumor del pan

Dejé esperar el desgaste del finado oficio

El ser invisible
Fue la abertura de cualquier rasgueo de tierra 
Que un niño pueda impregnarle.

Hoy se desata el fuego ciego
De este bajo barco vacío que desnuda mi cabecera

Mi lengua valiente se refresca en el humo
Solo son cien mil soles de tugurios y falsedades
                     La mejor de mis arterias
Se empotra en el tumulto de las horas

                     Los eternos prestamistas
Recogen los gastos vacíos
                    Todos se agrupan en el escondite:
                                                                                  EN EL ARTE DE SER INVISIBLE



BAHÍA PUNTAPIÉ


Aquí en este viejo árbol de arena 
Dejo mi traje invisible en la sangre superior 
En el pesado susto, en el atezado vientre del porvenir 
En la lengua rápida, en el espejo vencido que llama su mejor vino 
Aquí y en todo este baúl de sequías termina todo

Se oscila la niebla en el dolor que se digitaliza
Se retuerce uno cuando se equivoca el veterano celeste
Aquí en esta bahía puntapié 
Cada viento se apedrea de esquinas

La última vereda recuesta sus penas junto a los postes que aprenden a doblarse

Este lotizado albergue de blanco
Salta repetidas veces en tus ojos y la sed no se remuerde

El fuego aprende a ser corvado 
Y el molusco trabajo del hambre 
Se ampara en el pasajero de la última alcoba
La perpetuidad del círculo siempre duerme desbocada

El hombre de celeste transmite su pulso escamado 
Se muestra combatiente sobre el agua 
Abre sus ojos zurcidos de sol por la arcilla que se ríe en mí

Aquí y más al costado de tu boca, se refleja el beso que dejaste caer

Es la hora que da la señal del baile: 
                                                                 SOLO PARA EXTRAÑOS



Poemas pertenecientes al futuro libro «El arte de ser invisible» del vate puneño Edgar Pacompia Belizario. Recordemos que en el 2015, publicó su poemario «La estación de las moscas» con la editorial «Rupestre».

Pintura: «Clef des champs» by René Magritte.

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