jueves, 29 de octubre de 2020

ALEJANDRO PERALTA: «Al filo del tránsito»





¿LOBO ESTÁS?

Voy a morir voy a morir me empuja
hacia la muerte el ardoroso viento
Llevadme de la mano aladas manos
a un refugio de hojas y de cielo

Abrí la boca y se encendió la tarde
Fuga por los ramajes del silencio
Aladas manos y rasantes nubes 
ante vosotros huye todo cielo

«Voy a morir» insiste el pecho herido
«No», «Tienes que vivir» cantan los niños
Patos y pececillos los escuchan

«¿Lobo estás? ¿Lobo estás?» «Muerte a los lobos»
Salta una voz del estridente cerro
Es mi voz enredada en la balumba 



ERGUIDO EN EL OTOÑO

Al sol oxíduo
escucho los pasos de la sombra
Seguro de tenerme en pie 
enfrento el carro de las horas

Me defiendo hombre triste
me refugio en mi profunda aurora
Nieve y viento me prepararon
para enfrentar el carro de las horas

Vivo el malabarismo de los días
¿Me harán caer hasta descalabrarme?

Dejadme que me entienda con la vida

Que no quiero
que se me imponga resignarme
Que no será aunque me déis por muerto



SOLO

Libro a medio leer
ventana abierta
peiódico del día
soledad de hoguera
Lápiz que se encabrita
letras palabras letras
saltamontes
ventana abierta
Horas de la tarde
receptor de radio
habladme
vosotros
que me miráis solo
sabéis que soy de luz y barro



MUCHACHA DE ORO PURO

Para Dachska

Una selva de acero
deshojarte en mis manos
muchacha de oro puro
y corazón alado

Esplendor dulce viento
azul alas flor campo
muchacha de oro puro
y corazón amando 

Férreo brazo de mar
sacudiste el umbral
de mis trágicos días

Desde mi patiecillo
mis pajaritos
le dan la bienvenida
a la muchacha de oro puro
que ha abierto
de par en par 
las puertas de la vida



BONUS


LIMINAR

    Alejandro Peralta ha dejado como exrpesión testamentaria de alta tensión un manojo de poemas, —que son los que contiene este libro», y, lo que suele ser raro en los poetas, el fondo económico para la publicación de las obras que tengan caracter puneñista o sean de autores puneños. Alejandro, cuya vida transcurrió silenciosamente, amarrada a quehaceres oficinescos, descuidando apararentemente su producción poética y literaria, voluntariamente aislado de contactos sociales, en cuanto alcanza su jubilación en la Caja de Depósitos y Consignaciones, inicia una nueva etapa de prodigiosa actividad. Publica dos libros: Poesía de entretiempo y Aire-Tierra, deja los poemas que figuran en este libro póstumo; y dándonos una sorpresa completa, se propone y logra, luego de desplegar una actividad crematística de hombre de empresa, el financiamiento de la obra de su gran hermano, Gamaliel Churata: Antología.

      Quien jamás había dado un paso para beneficio de sí mismo o para la circulación y venta de su propia obra, va de puerta en puerta como un buhonero, cargando varios tomos de la voluminosa Antología, asegura un buen número de suscritores, llegando a recaudar por ella una suma próxima a los veinte mil soles. No se queda con ella, la deposita en poder del Instituto Puneño de Cultura para que sirva de fondo editorial del mismo. Deja, además, en manos de la misma entidad, un apreciable número de volúmenes de la Antología, existiendo, también, la posibilidad de aumentar el caudal editorial, en cuanto se haga la liquidación de los volúmenes que fueron entregados a particulares y a libreros. 

    Esta inmensa actividad desplegada por Alejandro en estos últimos tres años, tiene un profundo significado: compensar el silencio e indiferencia con que Gamaliel fue recibido en Lima; hacer conocer, post mortem, la prodigiosa y sugerente obra de su hermano y dotar al Instituto Puneño de Cultura, del cual fuera Alejandro miembro fundador y secretario de Cultura, de un fondo que, si es hábil y cuerdamente manejado, permita la publicación posterior de tantas obras valiosas de puneños y puneñistas, necesarísimas para levantar el tono de tan importante departamento del Perú.

    Los poemas de este libro, depurados de todo artificio, parecen haber sido escritos en trance de muerte. Aparece en ellos, realzada y universalizada con extraños relieves, la propia vida del poeta, huérfana de atisnos publicitarios. Cada paso suyo, cada acción suya, todo lo que lo rodea, lejos de ser partícula de temática personal, adquiere latitud universal. El poeta está penetrado de una grandiosa e irreprimible responsabilidad ecuménica del hombre. Algunos de estos pomas, que fueron leídos por el autor, espontánea y premonitoriamente, en ambiente confidencial, al autor de esta líneas, nos invitan a descubrir el otro lado del tejido, mirando y superponiendo las imágenes borrosas del pasado y las que nos ofrece, inciertas, el porvenir. Es un bellísimo libro de recuento y profecía, donde el amor y la muerte se dan la mano. 

Ernesto More
 

Poemas extraídos del libro «Al filo del tránsito» (Ediciones Instituto Puneño de Cultura, Lima 1974)


ALEJANDRO PERALTA
(Puno 1899 - Lima 1973)

Integró el grupo Orkopata, que organizara su hermano Arturo y que reunió a diversos poetas del sur del Perú, en su mayor parte radicados o nativos de Puno, cuyo tema insistente era el hombre indio y la tierra andina, llegando, además, a ser el mejor exponente del vanguardismo y el rupturismo de todos ellos. Bajo pseudónimo colaboró en la revista literaria La Tea (1917) y junto con su hermano editó el Boletín Titikaka (1926-1929).

Llegó a jubilarse de su función pública y continuó su labor creadora, publicando, tras largo silencio poético, sendos poemarios en 1968 y 1971. Fatalmente, en 1973 murió a consecuencia de un accidente de tránsito.

Libros: 

  • Ande (1926)
  • El Kollao (1934)
  • Poesía de entretiempo (1968) Premio Nacional de Fomento a la Cultura en 1969.
  • Tierra-aire (1971)
  • Al filo del tránsito (póstumo, 1974)

Foto: Josh Hild

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