jueves, 6 de mayo de 2021

EFRAÍN MIRANDA: «Muerte cercana»



             — 5 —

Piedra pequeña, ¡oh, sencilla piedra!,
secreto, eternidad, hermética potencia.

Tendido en las orillas
he visto a los guijarros acatar 
la ley de las cascadas: precipitación, carrera, dispersión,
e imaginaba que algunas vidas rodaban
con idéntico destino.

¡Mira...! Una piedra pesada cae, ¿es ésa la mía?
¿por qué vías secretas avanza?,
yo no veo la orilla donde le toca reposar,
yo no imagino nada de mí,
el pensamiento es duro y no conoce sujeción;
mi pensamiento es como el alma oculta de las piedras: 
esquiva e impenetrada.
El alma de las piedras es todo interior
de manera que no tiene exterior,
y una terrible inmovilidad la inclina hacia sí misma,
habita caprichosas estructuras silícicas,
grutas heladas, talmudes de talquita.

Piedra migrada, yo te guardaré con amor;
en mis manos brillas más que una estrella
y en tus superficies veo ojos,
ojos de niñas dormidas bajo el agua.



             — 21 —

De un extremo la araña pende
en tanto del otro, segura y confiada, 
se mantiene sujeta. 
De nosotros, ¿cuál es el hilo?
Nada es tan cierto como el misterio,
pero mi cabeza cae también ahí
como en un abismo.

Hasta estas tinieblas avancé, grande
y desplegado como una luz, apartando toda oscuridad
que era alejamiento para mí.
Y no sé quién será iluminado.



              — 23 —

Erka es hoy joven. Pero la niña que fue 
sigue viviendo en ella, íntegra y reflexionada.

Erka soñó bajo un plenilunio —enteramente blanco—
que los dedos de sus ingenuas manos
eran raíces largas, extrañamente
entretejidas con las tramas de los desconocido.

Erka tenía su cántaro y su canción.
La fuente le enseñó el cántico de su mágico murmullo
y el diálogo inefable con la eternidad.

Sobre la superficie límpida ella irrumpía
con su cántaro y su canción,
y su figura trasluciente se ondeaba en ensimismado transcurrir.

Una mañana sorbió toda la dulzura del agua,
rompiose su cántaro y cesó su canción.
La tierra exornó sus labios con piedras lustrosas
y flores atractivas. El canto que el aire quieto escuchaba 
al viento le enseñó,
y ahora el huracán lo proclama.

Erka se dejó amar por la tierra.
Por la tierra persuasiva.



              — 38 —

El día con su puerta de luz
irrumpe en mi cuarto.
Algo mío también encuentro en el día.

Calle infinita, donde las otras calles concluyen,
yo también tengo mis aceras eternamente paralelas,
y estas puertas que veo son doblemente mías, puertas
por las que entro y salgo según a quien represente.
Hoy no las abro ni las cierro
ni las topeteo llamándome a mí mismo. ¡Las recojo!,
las pongo a todas sobre mi hombro
y con mi carga comienzo a caminar...

Puertas que comprendo, ansias que las cruzan;
puertas que tropiezan, se atropellan y... caen;
puertas que acusan y señalan,
puertas que agonizan y gimen en la noche,
puertas de hojas flexibles como el amor,
puertas que dicen claramente: H A M B R E.



                — 41 —

Muerte, lo sé, estás allí, atenta, vigilas.
Otras veces te presentabas como una cosa entre las cosas
y yo en silencio bebía las largas horas
que hasta ti llevaban.

Oh, siempre te acercaras de ese modo:
que mis honduras no se conmuevan 
cuando tus superficies se mueven;
ocurre, entonces, que la voluntad ya no es mía
y al llamado de mis fuerzas, éstas huyen 
como refugiadas en espanto; 
los días vacilan sin unidad ni sentido,
el mundo se torna vacío
como una gran casa habitada, en cuyo exterior 
nuestra locura instalara el interior, 
y los árboles humanos que se desarraigan 
caen como vestimentas sin dueños...
—Si tú, vieras su abandono y su miseria
regresarías conmovida, devolviendo al mundo
su corazón alegre y dulcificado.




EFRAÍN MIRANDA LUJÁN
(Putina 1925 - Arequipa 2015)  


Nació en Putina en 1925. Fue el penúltimo hijo de una numerosa familia y pasó su niñez en Azángaro y Huancané. Fue una voz muy importante en la poesía de los 50 del Perú. En 1954, publicó «Muerte cercana» (1954), y luego vinieron: «Choza» (1978), «Vida» (1980) y «Padre Sol» (1998). Su poesía tiene una honda realidad histórica y biológica, acerca de los oprimidos que habitan el Altiplano. Su poesía también nos habla de las continuas migraciones del campo a la ciudad y sus repercusiones. Falleció el año 2015 en la ciudad de Arequipa.

Foto: Benjamin Suter 

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